[Chiesa/Testi/Vita/6AOrd17VidaBiológicaEterna]
Domingo 6ºdel tiempo ordinario, Año A (12 de febrero de 2017). La búsqueda de la vida eterna. Ya en esta vida.
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único,
para que no perezca ninguno de los que creen en él,
sino que tengan vida eterna.
(Domingo 6º del Tiempo Ordinario, antífona de la comunión)
Ya en esta vida podemos participar de la vida eterna.
Antífona de entrada, Salmo 30, 3-4: Sé la roca de mi refugio, Señor, un baluarte donde me salve, tú que eras mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.
Antífona de comunión, Juan 3,16: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno
de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Salmo Responsorial 118, 1-2;4-5; 17-18;33-34:
1 Dichosos los de conducta íntegra,
los que caminan en la Ley del Señor.
2 Dichosos los que guardan sus preceptos
y le buscan de todo corazón.
4 Tú ordenaste tus mandatos
Para que se observen con cuidado.
5 Ojalá estén firmes mis caminos
para observar tus preceptos.
17 Favorece a tu siervo
para vivir y guardar tu palabra.
18 Abre mis ojos para contemplar
las maravillas de tu Ley.
33 Enséñame, Señor, el camino de tus decretos,
y lo seguiré hasta el fin.
34 Dame inteligencia para guardar tu Ley
y observarla de todo corazón.
1. VIDA BIOLÓGICA Y VIDA ETERNA
No es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día.
a) Para evitar desde el principio algún equívoco, recordemos lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica, sobre la persona humana: un ser a la vez corporal y espiritual.
b) El hombre en su totalidad es querido por Dios
n. 362: La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual.
El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que "Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices
aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente" (Génesis 2, 7). Por tanto, el hombre en su totalidad es querido por Dios.
c) El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios"
364 El cuerpo del hombre participa de la dignidad de la "imagen de Dios": es cuerpo humano
precisamente porque está animado por el alma espiritual, y es toda la persona humana la que está destinada a ser, en el Cuerpo de Cristo, el Templo del Espíritu
(cf. 1Corintios 6, 19 - 20; 1Corintios 15, 44 - 45):
"Uno en cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, reúne en sí los elementos del mundo material, de tal modo que, por medio de él,
éstos alcanzan su cima y elevan la voz para la libre alabanza del Creador. Por consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno
y digno de honra, ya que ha sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día" (Gaudium et Spes 14, 1).
d) Resumiendo otros números del Catecismo, podemos añadir:
la vida humana es sagrada: nn. 2258, 2319
sólo Dios es el Señor de la vida: n. 2258
e) De todo esto podemos sacar claras consecuencias sobre la importancia de la vida biológica (se podría
decir vida fisiológica, etc.), del cuidado con el que, por designio de Dios, debemos rodearla, etc.
Pero, además, en la Antífona de comunión de hoy, se recuerda que estamos llamados a la vida eterna, y así lo recogen algunos números del Catecismo de la Iglesia Católica.
Antífona de comunión, Juan 3,16: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca
ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
- Así lo recogen algunos números del Catecismo de la Iglesia Católica
Dios quiere dar al hombre la vida eterna: n. 55;
El que come mi carne … tiene la vida eterna, nn. 1406, 1524;
La vida eterna como premio de los justos nn. 1038, 2002;
La vocación a la vida eterna como don gratuito de Dios, n. 1998
Etc.
2. EN VARIOS TEXTOS DEL EVANGELIO Y EN LA PRIMERA CARTA DE SAN JUAN SE PRECISA QUE YA EN ESTA VIDA PODEMOS PARTICIPAR DE LA VIDA ETERNA.
Es decir, quien cree tiene ya la vida eterna, como primicia o germen, que llega a la plenitud en la comunión plena y definitiva con Dios de los que se salvan.
a. Juan 3, 16: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo Unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida
eterna» (Cf. CCE 458).
“La iniciativa procede de Dios (Jn 3,16), se realiza por medio del Hijo, que ha venido de su parte y que vuelve a él a través de la cruz-exaltación (Jn 3,14). El hombre
se apropia de ella o la rechaza mediante la fe-incredulidad”. (La Casa de la Biblia, Nuevo Testamento, Nota a Jn 3, 1-21).
b. Juan 3,36. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá
la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.»
“Lo importante para el hombre es aceptarlo en la fe. Hacerlo así significa entrar en unas relaciones con Dios, que llevará a la plena participación en su vida.
No hacerlo así equivale a despreciar la oferta divina, auto-excluirse de la vida, auto-juzgarse como indigno de la misma (Jn 3,18). Es la decisión existencial la única respuesta que Dios exige al hombre”
(La Casa de la Biblia, Comentario al Nuevo Testamento, 6ª ed. 1995, nota a Juan 3, 31-36)
c. Juan 5,24. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino
que de la muerte pasa a la vida.
“Debe esperarse para el futuro la consumación o confirmación final de lo que ya es presente. No sabemos, sin embargo, qué aportará esta consumación final.
Dentro de la escatología del cuarto evangelio, nada esencial; la plenitud de lo que ya poseemos”. (La Casa de la Biblia, Comentario al Nuevo Testamento, 6ª ed. 1995, nota a Juan 5, 19-296)
d. Juan 6,47. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
e. 1 Juan 4,9 «En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por
medio de él» (Cf CCE 458).
3. EL CONTENIDO DE ESA PARTICIPACIÓN EN LA VIDA ETERNA YA EN ESTA VIDA
o Vivir en comunión con las personas divinas; estar con Cristo es nuestra identidad …
§ El que cree en Cristo tiene la vida nueva en el Espíritu Santo.
- Cfr. CEC 259: «Toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas»:
- Cfr. CEC 1025: Vivir en el cielo es estar con Cristo (cfr. Juan 14, 3; Filipenses 1, 23; 1 Tesalonicenses 4, 17). Los elegidos viven «en Él». aún más,
tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre (Cf. Apocalipsis 2, 17). (…)
- Cfr. CEC 1697:
En la catequesis es importante destacar con toda claridad el gozo y las exigencias del camino de Cristo 1. La catequesis
de la "vida nueva" en él (Romanos 6, 4) será:
- una catequesis del Espíritu Santo, Maestro interior de la vida según Cristo, dulce huésped del alma que inspira, conduce, rectifica y fortalece esta vida;
- una catequesis de la gracia, pues por la gracia somos salvados, y por la gracia también nuestras obras pueden dar fruto para la vida eterna;
- una catequesis de las bienaventuranzas, porque el camino de Cristo está resumido en las bienaventuranzas, único camino hacia la dicha eterna a la que aspira el corazón del hombre;
- una catequesis del pecado y del perdón, porque sin reconocerse pecador, el hombre no puede conocer la verdad sobre sí mismo, condición del obrar justo, y sin la oferta del perdón no podría soportar esta verdad;
- una catequesis de las virtudes humanas que haga captar la belleza y el atractivo de las rectas disposiciones para el bien;
- una catequesis de las virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad que se inspire ampliamente en el ejemplo de los santos;
- una catequesis del doble mandamiento de la caridad desarrollado en el Decálogo;
- una catequesis eclesial, pues es en los múltiples intercambios de los "bienes espirituales" en la "comunión de los santos" donde la vida cristiana puede crecer, desplegarse y comunicarse.
- Cfr. CEC 1698: La referencia primera y última de esta catequesis será siempre Jesucristo que es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14, 6). Contemplándole
en la fe, los fieles de Cristo pueden esperar que él realice en ellos sus promesas, y que amándolo con el amor con que él nos ha amado hagan las obras que corresponden a su dignidad. (…)
- Cfr. CEC 1715: El que cree en Cristo tiene la vida nueva en el Espíritu Santo. La vida moral, desarrollada y madurada en la gracia, culmina en la gloria del cielo.
Etc. etc.
En todas las circunstancias de la vida de cada uno
o Todos los caminos de la tierra pueden ser ocasión de un encuentro con Cristo, que nos llama a identificarnos con El, para realizar —en el lugar donde estamos— su misión divina.
§ Todos los hombres son amados de Dios, de todos ellos espera amor. De todos, cualesquiera que sean sus condiciones personales, su posición social, su profesión u oficio.
En las menudencias de la vida de familia y también a través de los grandes problemas.
- Es Cristo que pasa, 110: No es la vida corriente y ordinaria, la que vivimos entre los demás
conciudadanos, nuestros iguales algo chato y sin relieve. Es, precisamente en esas circunstancias, donde el Señor quiere que se santifique la inmensa mayoría de
sus hijos.
Es necesario repetir una y otra vez que Jesús no se dirigió a un grupo de privilegiados, sino que vino a revelarnos el amor universal de Dios. Todos los hombres
son amados de Dios, de todos ellos espera amor. De todos, cualesquiera que sean sus condiciones personales, su posición social, su profesión u oficio. La vida corriente y ordinaria no es cosa de poco valor: todos
los caminos de la tierra pueden ser ocasión de un encuentro con Cristo, que nos llama a identificarnos con El, para realizar —en el lugar donde estamos— su misión divina.
Dios nos llama a través de las incidencias de la vida de cada día, en el sufrimiento y en la alegría de las personas con las que
convivimos, en los afanes humanos de nuestros compañeros, en las menudencias de la vida de familia. Dios nos llama también a través de los grandes problemas, conflictos y tareas que definen cada época
histórica, atrayendo esfuerzos e ilusiones de gran parte de la humanidad.
Vida Cristiana
1 Cfr. Juan Pablo II, Exhort. ap. Catechesi tradendae, 29
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