domingo, 5 de febrero de 2017

2016/10/30 - Domingo 31 del Tiempo Ordinario

Monseñor Agrelo (Arzobispo de Tánger)
DOMINGO 31 DEL TIEMPO ORDINARIO



30 de Octubre del 2016







Pecadores que quieren ver a Jesús:
 
Todos sabemos quién queremos ser, en el lugar de quién queremos estar: Si se trata del epulón y de Lázaro, escogemos llagas y miseria. Si se trata del fariseo y el publicano, nos ponemos en la fila de los aplastados por el peso del pecado. Si se trata de la gente y de Zaqueo, ni se nos ocurre dudar en identificarnos con el pecador.
 
A todos nos resulta familiar el lenguaje de las bienaventuranzas: Dichosos los pobres… dichosos los que ahora tenéis hambre… dichosos los que ahora lloráis… dichosos vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre…
 
Y, sin embargo, nuestro modo de pensar, de hablar y de vivir compadrea sin pudor con el epulón y el fariseo, y, como personas razonables que somos, la bienaventuranza la situamos más en reír que en llorar, más en desperdiciar alimentos que en padecer hambre, más en excluir que en padecer exclusión.
 
Y termino preguntándome si soy un Zaqueo de Jesús, o soy uno más de ese ‘todos’, que murmuraban del Jesús de Zaqueo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.
 
Si eres un Zaqueo de Jesús, es a ti a quien se dice: “Hoy ha sido la salvación de esta casa… El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
 
Si eres un Zaqueo de Jesús,  son para ti las palabras de la revelación: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único”.
 
Si eres un Zaqueo de Jesús,  eres tú quien acoge hoy al Señor, quien se encuentra con él en la eucaristía, pues eres tú quien escucha la invitación sorprendente: “Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”.
 
Esta es una historia de pecadores, que saben que lo son y que quieren “ver a Jesús”.
 
Si el deseo no falta a la cita, tampoco faltará el Deseado: Cristo Jesús se te hará palabra que escuchar y comunidad en la que alabar al Dios de la misericordia; se te hará hambriento y sediento al que acudir, enfermo y encarcelado al que visitar, desnudo al que vestir, emigrante al que acoger; se te hará salvación para tu casa, pan del cielo para tu camino, cuerpo entregado y sangre derramada para tu comunión con el Resucitado.
 
Éste será tu domingo, ésta será tu eucaristía: “Bajar”, “recibir muy contento al Señor”, y con el Señor recibir también a los pobres.
 
Feliz domingo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Imprimir

Printfriendly