4 de Diciembre del 2016
Justicia,
libertad y paz:
Pregunta,
Iglesia en adviento, pregúntale al profeta qué has de esperar, qué
nos trae en su misterio la Navidad. Que resuenen con fuerza en tu
corazón las palabras de su oráculo: “Brotará un renuevo…
florecerá un vástago… Sobre él se posará el espíritu del
Señor”.
Pues
ésa será tu Navidad: Un renuevo, un vástago, y, ungiéndolo,
prudencia y sabiduría, consejo y valentía, ciencia y temor del
Señor. Un renuevo, un vástago, que “juzgará con justicia a los
pobres, con rectitud a los desamparados”. Un renuevo, un vástago,
que será el principio de un mundo tan lleno “de ciencia del Señor,
como las aguas colman el mar”, un mundo que será una epifanía de
la paz que anhelamos, una prenda del paraíso que soñamos: “Habitará
el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito”…
Ésa será tu Navidad: Un renuevo, un vástago, ungido por el
espíritu para hacer justicia a los pobres e inaugurar un mundo nuevo
en el que reine la paz.
Si
ahora le preguntas al Salmista, él te hablará del rey que viene, un
rey que “librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía
protector”, un rey que “se apiadará del pobre y del indigente, y
salvará la vida de los pobres”.
Lo
que Dios ha prometido, ciertamente lo cumplirá: el renuevo brotará,
el vástago florecerá, el espíritu lo ungirá; en sus días la
justicia florecerá, la paz abundará eternamente, y a los pobres se
les anunciará la buena noticia.
Si
buscas el manantial de las promesas, lo hallarás en el amor eterno
de Dios que se ha fijado en tu necesidad.
Si
indagas el propósito que le trae hasta ti, lo hallarás en la
justicia que esperan los pobres, en la liberación por la que
suspiran los oprimidos, en la paz con la que sueñan y por la que
trabajan los hijos de Dios.
“Una
voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad
sus senderos.»” Lo has oído, Iglesia en adviento: Preparad el
camino a la justicia, a la liberación, a la paz. Trabajad por el
mundo que Dios ha soñado, un mundo que él quiere de afligidos
liberados, de pobres e indigentes que, arrebujados en la piedad de
los santos, experimentan la salvación que les llega de Dios.
Preparad el camino a Cristo Jesús, de modo que en vosotros él viva
por la fe, y los pobres encuentren la justicia, la libertad y la paz.
Feliz
domingo.
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