martes, 20 de junio de 2017

El “Atrio de los Gentiles”: diálogo entre católicos y no creyentes. “Dos son los términos fundamentales de nuestra reunión: la búsqueda, porque –como decía Sócrates– sin ella la vida no es digna de ser vivida; y el diálogo, el uso compartido de la razón”. Participaron 2.000 personas. En las discusiones hubo muchas referencias a Nietzsche, Pascal o San Agustín. Con grandes silencios, máximo respeto mutuo y una atención sostenida. Los coloquios de París han versado sobre “Ilustración, religión, razón común”. Salvador Bernal, Aceprensa, 28 Marzo 2011



1 El “Atrio de los Gentiles”: diálogo entre católicos y no creyentes. “Dos son los términos fundamentales de nuestra reunión: la búsqueda, porque –como decía Sócrates– sin ella la vida no es digna de ser vivida; y el diálogo, el uso compartido de la razón”. Participaron 2.000 personas. En las discusiones hubo muchas referencias a Nietzsche, Pascal o San Agustín. Con grandes silencios, máximo respeto mutuo y una atención sostenida. Los coloquios de París han versado sobre “Ilustración, religión, razón común”. Salvador Bernal, Aceprensa, 28 Marzo 2011 Nada mejor que la sede de la Unesco en París para comenzar unas jornadas de diálogo y confrontación entre diferentes culturas y creencias, con espíritu abierto y libre. La iniciativa procede de Benedicto XVI, tras su viaje a Praga en 2009. Aquella visita a un país, que se presentaba como el más ateo de Europa, fue mucho más fecunda de lo esperado. Y, entre los frutos, el relanzamiento del diálogo entre fe y razón, tan querido de Joseph Ratzinger. El “Atrio de los gentiles” no es una actividad del joven consejo pontificio para la nueva evangelización, sino del clásico consejo de la cultura, presidido actualmente por el Cardenal Gianfranco Ravasi, que presentó el evento en París. Se subraya este punto para insistir en la característica esencial de diálogo franco propio de la iniciativa. No es cuestión de “proselitismo”, sino de presencia honesta y respetuosa de la religión en el areópago intelectual y social de nuestro tiempo. o El reto no es el ateísmo, sino la indiferencia En la entrevista que publicó La Croix el 24 de marzo, el Cardenal Ravasi afirma que “el gran desafío no es el ateísmo, sino la indiferencia”. La Iglesia no está aislada del mundo. El diálogo es para ella una cuestión de principio. “Pues en nuestras sociedades orgullosas de su secularización, sin embargo, se comprueba el resurgimiento de las preguntas esenciales. Lo muestra el interés por lo sagrado, la New Age o, incluso, lo sobrenatural y la magia... Para responder a esta urgencia, los grandes modelos culturales y religiosos ofrecen plena legitimidad”. Ciertamente, los cristianos consideran que la Verdad “nos precede, en la persona de Cristo. Mientras que para la cultura contemporánea, cada uno la construye. De esta diferencia de enfoque se derivan diferentes concepciones del bien y del mal, de la libertad y de la justicia (...). Creemos que es urgente encarar la Verdad. (...) Para un cristiano, la libertad está orientada, ordenada a un fin, no sólo en el sentido del laissez-faire contemporáneo, solo limitado por la libertad del prójimo”. o Origen y sentido del Atrio de los Gentiles La primera experiencia se celebró a mediados de febrero en la Universidad de Bolonia, una de las más antiguas de Europa. Allí se explicó el sentido del término, con referencia al espacio abierto a los no judíos delante del Templo de Jerusalén: “un lugar donde los hombres pueden, de alguna manera, acercarse a Dios sin conocerle, antes de haber encontrado el acceso a su misterio”. Lo recordó el Papa en su mensaje, dirigido en francés a los asistentes a la vigilia en Notre-Dame. La imagen “evoca el espacio abierto en la vasta explanada delante del Templo de Jerusalén, que permitía a todos los que no compartían la fe de Israel acercarse al Templo e interrogarse sobre la religión. En aquel lugar, podían reunirse con los escribas, hablar de la fe y también orar al Dios desconocido. Y si, en aquella época, el atrio era al mismo tiempo un lugar de exclusión, porque los ‘gentiles’ no tenían derecho a entrar en el espacio sagrado, Cristo Jesús vino a ‘abatir el muro de separación’ entre judíos y gentiles, ‘para reconciliarlos con Dios en un solo cuerpo, por medio de la cruz, eliminando en sí mismo la enemistad. Él vino a anunciar la paz...’ (Ef 2, 14-17), como nos dice San Pablo”. Benedicto XVI: “La cuestión de Dios no debe estar fuera de los grandes interrogantes de nuestro tiempo” 2 Y añadía Benedicto XVI a los más jóvenes: “Hoy en día, muchos reconocen que no pertenecen a ninguna religión, pero desean un mundo nuevo más libre, más justo y más solidario, más pacífico y más feliz. Al dirigirme a ellos, tomo en consideración lo que me dirían: vosotros, no creyentes, queréis interpelar a los creyentes, exigiéndoles, en particular, el testimonio de una vida coherente con la fe que profesan, y rechazando cualquier desviación de la religión que la haga inhumana. Y vosotros, creyentes, queréis decir a vuestros amigos que ese tesoro que está dentro de vosotros merece ser compartido, interrogado, reflexionado. ¡La cuestión de Dios no es un peligro para la sociedad, no pone en peligro la vida humana! La cuestión de Dios no debe estar fuera de los grandes interrogantes de nuestro tiempo”. o De Bolonia a París En Bolonia se trataron “cuestiones disputadas” entre creyentes y no creyentes, sobre temas jurídicos, filosóficos, literarios y científicos. De los cuatro ponentes (un científico, un jurista, un filósofo y un escritor), dos eran creyentes, y los otros dos no. Participaron 2.000 personas. En las discusiones hubo muchas referencias a Nietzsche, Pascal o San Agustín. Con grandes silencios, máximo respeto mutuo y una atención sostenida, como relataba el Cardenal Ravasi a La Croix. En palabras del Cardenal, “no buscamos un diálogo académico para encontrar un mínimo común denominador. Queremos afrontar cuestiones de antropología radical como el bien y el mal, la vida y más allá, el dolor, el sentido de la tecnología, etc.” Se trata, sin duda, de las grandes cuestiones que están en el centro del pensamiento de Benedicto XVI ante el mundo del futuro. Los coloquios de París han versado sobre “Ilustración, religión, razón común”. Se han celebrado en tres lugares significativos del diálogo que se pretende: la Unesco, la Sorbona y la Academia Francesa. Al final, una mesa redonda en el Colegio de los Bernardinos –donde tuvo lugar la famosa intervención de Benedicto XVI en 2008 , con Julia Kristeva, Luc Ferry, Jean-Luc Marion, Axel Kahn, Tony Blair, Giuliano Amato, y los ministros de educación superior y cultura franceses, Valérie Pécresse y Frédéric Mitterrand. o Búsqueda de la verdad El rector de la Sorbona, Gerard Patrick, recordó unas palabras del difunto cardenal de París, Jean-Marie Lustiger: “Toda investigación debe ir más allá en la búsqueda de la verdad.” Es más importante interrogarse que responder. Subrayó esta perspectiva el filósofo Jean-Luc Marion: “Las preguntas heredadas de la filosofía moderna no marcan ya la diferencia. (…) Hay respuestas que nacen muertas, porque responden a interrogantes no planteados”. El Cardenal Ravasi ofrece la imagen de una Iglesia abierta, a la escucha, lejos del oscurantismo evocado por cierto ateísmo: “Dos son los términos fundamentales de nuestra reunión: la búsqueda, porque –como decía Sócrates– sin ella la vida no es digna de ser vivida; y el diálogo, el uso compartido de la razón”. Axel Kahn, el famoso genetista, presidente de la Universidad Paris-Descartes, lanzó una de esas preguntas inéditas: “El hombre, según expresaba Michel Foucault, es un animal de verdad. Pero ¿cómo podemos seguir viviendo cuando tenemos la certeza de que nosotros, los hombres, desapareceremos?”. Una conocida pensadora, Julia Kristeva, abierta hoy al legado de la religión, especialmente la cristiana, evocó la esperanza del teólogo Henri de Lubac, en medio de las barricadas del 68 en París, de un diálogo entre la modernidad y el cristianismo antiguo. La lingüista franco-búlgara habló de la necesidad de un nuevo humanismo superador de la filosofía crítica y analítica: “La economía, las finanzas, el mercado quieren cancelar el espacio subjetivo. Este nuevo humanismo debe ser capaz de escuchar al individuo. La tecnología provoca la desaparición del espacio interior. A través de este hay que recuperar una especie de corpus mysticum del género humano”. Kristeva entiende lógicamente que “no se dará un nuevo humanismo sin la aportación femenina”. Un campo común de esfuerzos aparece en el esfuerzo por la refundación ética de la vida económica, especialmente sentido tras la profunda crisis financiera: “La economía, en sus ámbitos de libre mercado, eficiencia, intercambio y propiedad, tiene su propia moral”, subrayó Jean-Claude Casanova, discípulo de La búsqueda de la verdad y el diálogo fueron los términos fundamentales del encuentro 3 Raymond Aron, con quien fundó la revista Commentaire. En ese contexto, el empresario Bertrand Collomb relanzó la idea de una especie de “juramento hipocrático” para quienes trabajan en el campo de las finanzas, un código ético “ya puesto en marcha en la Universidad de Harvard, que ha recogido cuatro mil adhesiones”. Tuvo especial fuerza la intervención de Pavel Fischer, antiguo embajador de la República Checa. Narró su experiencia de la confrontación de su “vida como creyente” con el “ateísmo militante”. Y recordó que el “no tengáis miedo” lanzado por Juan Pablo II, había retumbado en la soledad helada de los católicos de la época. “Cuando la religión está proscrita, la cultura es el lugar donde se expresa la esperanza de que la vida tiene un sentido.” En el programa no faltó una soirée festiva, dirigida especialmente a la gente joven, en la plaza de Notre-Dame, el viernes por la noche, con un título poético: “al pórtico de lo desconocido”. El Papa estuvo presente con el mensaje grabado en vídeo. Y en la catedral se celebró una vigilia animada por la Comunidad de Taizé. o Las próximas citas del “Atrio de los Gentiles”. Después de Bolonia y París, el “Atrio de los Gentiles” continuará su camino en Tirana a principios de noviembre, y en 2012, en Praga y Estocolmo. Se trata de convertirlo en una estructura permanente, que contribuya a un efectivo diálogo entre creyentes y no creyentes, para hacer realidad el deseo que el Papa resumía en su mensaje del 25 de marzo: “Estoy profundamente convencido de que el encuentro entre la fe y la razón permite al hombre encontrarse a sí mismo. Pero con demasiada frecuencia la razón se pliega a la presión de intereses y al atractivo de lo útil, obligada a reconocer ahí el criterio último. La búsqueda de la verdad no es fácil. Y si todo el mundo está llamado a decidirse, con valentía, a favor de la verdad, es porque no existen atajos hacia la felicidad y la belleza de una vida cumplida. Jesús lo dice en el Evangelio: ‘La verdad os hará libres’. Corresponde a vosotros, queridos jóvenes, hacer que, en vuestro país y en Europa, creyentes y no creyentes redescubran el camino del diálogo. Las religiones no pueden tener miedo de una laicidad justa, de una laicidad abierta, que permita a cada uno vivir lo que cree, según su conciencia. Si se trata de construir un mundo de libertad, igualdad y fraternidad, creyentes y no creyentes deben sentirse libres de ser tales, iguales en sus derechos a vivir la propia vida personal y comunitaria, sin dejar de ser fieles a sus convicciones, y deben ser hermanos entre sí. Una razón de ser de este Atrio de los Gentiles es trabajar a favor de esta fraternidad, más allá de las convicciones, sin negar las diferencias. Y, aún más profundamente, reconociendo que sólo Dios, en Cristo, nos libera interiormente y nos da la oportunidad de tratarnos realmente como hermanos. (…) ¡No tengáis miedo! En el camino que estamos recorriendo juntos hacia un mundo nuevo, sed buscadores del Absoluto y buscadores de Dios, también vosotros para quienes Dios es el Dios Desconocido”.

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