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Domingo 4 de Pascua, Año C, llamado «del buen pastor». (2016). El buen pastor es Cristo. La
vocación cristiana comienza con una voz que resuena en el exterior de nosotros: es una gracia que precede la
historia de cada uno. Los cristianos debemos escuchar la voz del Señor y seguirle. «Escuchar» en el lenguaje
bíblico tiene unas resonancias específicas: la adhesión gozosa, la elección de vida. Conocer no es solamente
una acción intelectual sino una relación cordial, que lleva a la comunión, a una presencia que acaba en el
amor. Se ama a quien se conoce y se conoce a quien se ama. La meta de la vocación cristiana es la vida
eterna, es decir, la comunión de vida con Dios. El conocimiento del Señor como pastor implica el
reconocimiento de su soberanía divina y la aceptación de sus exigencias. Es decir, tiene implicaciones éticas.
El verdadero conocimiento lleva a la comunión. Jornada mundial por las vocaciones.. "La razón más
profunda de la dignidad humana, - leemos en el documento conciliar Gaudium et spes,- está en la vocación
del hombre a la comunión de Dios. Vocación es la palabra que da sentido al existir cotidiano, mientras
estamos en camino hacia la plenitud de la vida. Considerar la vida como vocación favorece la libertad
interior, estimulando en la persona el deseo de futuro, conjuntamente con el rechazo de una concepción de la
existencia pasiva, aburrida y banal.
Cfr. 4º Domingo de Pascua, Ciclo C. 17 de abril de 2016
Evangelio: Juan 10, 27-30; 2ª Lectura: Apocalipsis 7, 9.14-17;
Cfr. Temi di predicazione – Omelie – editrice dominicana italiana – n. 102 Nuova Serie – IV Domenica di Pasqua;
Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture Anno C, Piemme, I edizione economica 1999, IV Domenica del Tempo di
Pasqua.
Segunda Lectura, Apocalipsis 7, 9.14b-17: 9 Yo, Juan, vi una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones,
tribus, pueblos y lenguas, de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos con túnicas blancas, y con palmas en sus manos. Y
uno de los ancianos me dijo: Estos son los que vienen de la gran tribulación, los que han lavado sus túnicas y las han
blanqueado con la sangre del Cordero. 15 Por eso están ante el trono de Dios y le sirven día y noche en su templo, y el que
se sienta en el trono habitará en medio de ellos. 16 Ya no tendrán hambre, ni tendrán sed, no les agobiará el sol, ni
calor alguno, 17 pues el Cordero, que está en medio del trono, será su pastor, que los conducirá a las fuentes de las
aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.
Evangelio, Juan 10, 27-30: 27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. 28 Yo les doy vida eterna y
no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. 29 El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y
nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. 30 Yo y el Padre somos uno.
Aleluya antes del Evangelio: Juan 10, 14: Yo soy el buen Pastor – dice el Señor -, conozco mis ovejas, y las mías me
conocen.
Escuchan mi voz
Yo las conozco y ellas me siguen. (Evangelio de hoy: Juan 10,27)
Ya no tendrán hambre, ni tendrán sed,
no les agobiará el sol,
ni calor alguno,
pues el Cordero, que está en medio del trono, será su pastor. (2ª Lectura, Apocalipsis 7, 16)
1. La vocación cristiana comienza con una voz que resuena desde el exterior de
nosotros: una gracia que precede la historia de cada uno.
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• Ravasi o.c.: “A través de esa constelación de palabras [en el Evangelio: escuchar, conocer, seguir, da
la vida, no perecerán, nadie les arrebatará de mi mano ...] relacionadas entre sí según un hilo luminoso y
espiritual, se puede construir la historia integral de la vocación cristiana. Comienza con una voz que resuena
externamente a nosotros. San Pablo escribe en la Carta a los Romanos1 que «Isaías 2
, se atreve a decir: Fui
encontrado por los que no me buscaban, me manifesté a los que no preguntaban por mí»”. La gracia divina
precede toda historia personal y rompe el silencio de la conciencia del mismo modo que la palabra creadora de
Dios ha quebrantado el silencio de nuestra nada en el nacimiento”. p. 121
2. «Escuchar» en el lenguaje bíblico tiene unas resonancias específicas: la adhesión
gozosa, la elección de vida.
• Ravasi o.c.: “El hombre debe «escuchar» y sabemos que en el lenguaje bíblico ese verbo está cargado
de resonancias ulteriores que implican también la adhesión gozosa, la obediencia, la elección de vida”. p. 121
“Se establece una comunicación íntima y profunda entre Cristo y el discípulo, que es definida por una
grande palabra bíblica: «conocer». Esta palabra abraza de una manera tan intensa la mente y el corazón, la
acción y el ser entero del hombre, que llega a ser, en los labios de Jesús, la misma definición que la de vida
eterna: “Ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has
enviado” (Juan 17,3). p. 121
“Quien ha escuchado y se ha dado a conocer y ha conocido a Dios «sigue» a Cristo como a su único
Pastor. Este seguimiento debe ser cotidiano y continuo, también cuando en el horizonte se entrevé la pesadilla
del lobo que se para ante nosotros dispuesto a devorar nuestra carne y a torturar nuestro espíritu. En esos
momentos salen a relucir en nuestra mente otras dos verbos del párrafo del Pastor: nunca «pereceremos», y nadie
nos podrá «arrebatar» de la mano segura y omnipotente de Cristo”. p. 121
La fuerza del conocimiento de Cristo en San Pablo.
“Esta seguridad está expresada de modo luminoso por Pablo en una especie de himno que se encuentra
al final del capítulo 8 de la Carta a los Romanos: Estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles,
ni los principados, ni las cosas presentes, ni las futuras, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni
cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro. (8, 38-39)”.
(…) p. 122
La meta de la vocación cristiana es la vida eterna no la que enseñaban los griegos,
sino la comunión de vida con Dios.
“La meta de la vocación cristiana, en efecto, nos es ni oscura ni incierta, sino que se encuentra en la
frase última pronunciada por Cristo Pastor: «Yo les doy vida eterna» (Juan 10, 28). En el lenguaje de Juan «vida
eterna» no alude a un infinita extensión de años, a una inmortalidad del alma como la enseñaban los Griegos; se
trata, en cambio, de la misma vida divina, es la comunión de vida, de paz, de estar con Dios mismo”. p. 122
o Encontramos la descripción simbólica de esta experiencia de la vida eterna en
la segunda Lectura de hoy, del libro del Apocalipsis. La comunión perfecta con
Dios cara cara.
“La descripción simbólica de esta experiencia la tenemos delante de nosotros en la segunda Lectura de
hoy, que presenta a nuestra mente un grandioso fresco del Apocalipsis. En él una inmensa multitud de discípulos
pertenecientes a todas las regiones, a todos los tiempos y a todas las culturas de nuestro planeta, no tiene en
adelante hambre y sed, no es herida por los sucesos externos del clima y de la historia, no conoce en adelante el
amargo sabor de las lágrimas, no bebe ya el veneno de la muerte, porque Dios, a sus fieles, les ha abierto «la
fuente de las aguas de la vida»”. p. 122
“Es el momento de la comunión perfecta con Dios. Ha quedado a las espaldas el tiempo en el que ellos,
los fieles, debían sumergirse en la sangre de la prueba, del sufrimiento y de la tribulación participando en la
pasión de Cristo. Ahora ellos se visten con el vestido cándido y resplandeciente del angel pascual (Lucas 24,4).
Ellos están ya en la felicidad y sobre ellos se extiende la tienda estrellada del cielo, imagen del Templo celeste
1
Romanos 10,20 2 Isaías 65,1
3
perfecto en el que Dios estará presente no ya como en un reflejo para contemplar como en un espejo, sino que
se mostrará cara a cara (1 Corintios 13,12)”. pp. 122-123
Una aclaración acerca de la imagen de las ovejas en la época actual.
• Los discípulos se llaman así porque «aprenden»: «discere» en latín significa aprender. El uso de la
imagen de las ovejas, no tiene nada que ver con el sentido actual a veces peyorativo; responde más bien a la
cultura de la época en que hablaba el Señor, a una sociedad como la hebrea donde ser pastor y tener ovejas era
señal de una buena situación social, señal de riqueza y de bienestar. Los verdaderos discípulos acogen
dócilmente sus palabras, es decir, permiten al Maestro que enseñe («docere», en latín, significa enseñar). Los
verdaderos discípulos son dóciles en cuanto que aprenden a vivir como su modelo, Cristo, pastor ejemplar.
3. El conocimiento en la Biblia
o A) Conocer no es solamente una acción intelectual sino una relación cordial, que
lleva a la comunión, a una presencia que acaba en el amor.
Se ama a quien se conoce y se conoce a quien se ama.
• El verbo «conocer» no indica solamente una acción intelectual, sino una relación cordial y afectiva.
Jesús nos conoce en el sentido de que ama a las personas que están ligadas a Él. Por analogía, nosotros le
conocemos en cuanto que le amamos. Se trata de una relación mutua y recíproca: se ama a quien se conoce y se
conoce a quien se ama.
El verdadero conocimiento en la Biblia lleva a la comunión.
• Biblia de Jerusalén, comentario a Juan 10,14: “En la Biblia (ver Os 2,22+), el «conocimiento» no
procede de una actividad puramente intelectual, sino de una «experiencia», de una presencia (comparar Juan 10,
14-15 y 14,20; 17, 21-22; ver 14, 17; 17,3; 2 Jn 1-2); acaba necesariamente en el amor (ver Oseas 6,6+ y
1 Jn 1,3+, 10,16)”.
• Biblia de Jerusalén, comentario a 1 Juan 1,3: El verdadero «conocimiento» en la Biblia lleva a la
«comunión». “El término «comunión» (ver 1 Corintios 1,9+; 2 Pedro 1,4), expresa uno de los temas
principales de la mística joánica (Jn 14,20; 15, 1-6; 17, 11.20-26); unión de la comunidad cristiana basada en la
unión de cada fiel con Dios, en Cristo. Esta unión se expresa bajo diversas formas: el cristiano «permanece en
Dios y Dios permanece en él» (1 Juan 2, 5.6.24.27; 3,6.24; 4, 12.13.15.16; ver Juan 6,56+), ha nacido de Dios
(2,29; 3,9; 4,7; 5, 1.18), es de Dios (2,16; 3,10; 4,4.6; 5,19), conoce a Dios (2, 3.13.14; 3,6; 4, 7-8) (sobre
conocimiento y presencia, ver también: Juan 14,17; 2 Juan 1,2).
o B) Nuestro conocimiento del Señor como pastor implica el reconocimiento de su
soberanía divina y la aceptación de sus exigencias.
• Esta identidad divina justifica el que el Señor afirmase en cierta ocasión una exigencia absoluta:
“Quien no está conmigo está contra mí” (Mateo 12,30) (cfr. CEC n. 590). No le reconocieron como Dios hecho
hombre y veían en Él a “un hombre que se hace Dios” (Juan 10, 33), y, por tanto, lo juzgaron como un blasfemo
(cfr. CEC n. 594).
Es decir, implica un comportamiento ético. La obediencia concreta a su
voluntad.
• Cfr. Comentario al Nuevo Testamento, la Casa de la Biblia, 3ª edición 1995, Juan 10, 1-6 y 7-21:
El conocimiento del Señor como pastor implica el reconocimiento de la soberanía divina y la aceptación de sus
exigencias (Is 1,2ss; Jr 9, 3-5; 31,34), y la garantía del verdadero conocimiento es la obediencia concreta a su
voluntad (Jr 16,11). “Implica, por tanto, el comportamiento ético adecuado, el aspecto moral, del que prescindían
los gnósticos. Igualmente el evangelio de Juan habla de un conocimiento activo, de una relación personal entre el
pastor y sus ovejas, «como» la que existe entre el Padre y el Hijo. Así como éste se expresa en el amor del Padre
por el Hijo (Jn 3,35; 10,17; 15,9 ...) y en la obediencia del Hijo del Padre (Jn 4,34; 6,39 ...), del mismo modo el
conocimiento del pastor se manifiesta en el amor por las ovejas (Jn 13,1; 15,12-13) y en la confianza que las
ovejas tienen en el pastor (Jn 10, 25-30.37-38). La fe se traduce aquí por el seguimiento de las ovejas al pastor
(Jn 14, 21-24).”
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4. El significado de dar la vida
Cfr. Evangelio, Juan 10,28 y 2ª Lectura, del libro del Apocalipsis.
Dos significados.
• El conocimiento de sus discípulos por parte del Señor se aclara con lo que afirma en Juan 10, en el v. 28: “yo
les doy vida eterna”.
“Dar la vida” tiene dos significados: por una parte, Jesús da la propia vida en el sentido de que la pierde;
y por otra, en el sentido de que comunica su vida, permitiendo así a los discípulos de tener una vida plena.
También hay que tener en cuenta que el adjetivo “eterna” en Juan indica plenitud y totalidad, no solamente
duración infinita. Vida eterna por tanto es plena realización de la vida, completa madurez humana.
Primariamente no significa una realidad contraria a temporal, sino más bien participación en la vida
misma de Dios.
o Todos somos llamados a participar de esa vida eterna. Nuestra condición actual.
• Todos somos llamados a participar de esa vida eterna. En la segunda lectura se nos habla de “una
muchedumbre tan grande que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los
pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca y
llevaban palmas en las manos. (...) Han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero (...) el Cordero
que está en el trono será su pastor y los conducirá a las fuentes del agua de la vida, y Dios enjugará de sus ojos
toda lágrima”.
En cuanto hombres destinados a la vida eterna, debemos considerar provisional nuestra condición
terrestre, y también que nuestra debilidad y fragilidad son una situación límite de la que seremos liberados.
• JPII, Catequesis 16-12-1998: “Esta "vida eterna" no es mas que la participación de los creyentes en
la vida misma de Jesús resucitado y consiste en ser insertados en la circulación de amor que une al Padre y al
Hijo, que son uno (Juan 10,30; 17,21-22).
• Ravasi o.c: “En el lenguaje de Juan «vida eterna» no alude tanto a una infinita prolongación de los
años, a una inmortalidad del alma como era enseñado por los Griegos; en cambio, es la misma vida divina, y la
comunión de vida, de paz, de ser con Dios mismo”. p. 122
5. La vida como vocación
Cfr. Juan Pablo II, Mensaje para la 38 jornada mundial por las vocaciones, 6 de
mayo de 2001. 4º Domingo de Pascua.
o A) “La razón más profunda de la dignidad humana, - leemos en el documento
conciliar Gaudium et spes,- está en la vocación del hombre a la comunión de
Dios”.
Vocación es la palabra que da sentido al existir cotidiano, mientras estamos
en camino hacia la plenitud de la vida.
1. – (…)
La palabra "vocación" cualifica muy bien las relaciones de Dios con cada ser humano en la libertad del
amor, porque "cada vida es vocación" (Pablo VI, carta Enc. Populorum progressio, 15). (...)
Vocación es la palabra que introduce a la comprensión de los dinamismos de la revelación de Dios y
descubre al hombre la verdad sobre su existencia: "La razón más profunda de la dignidad humana, - leemos en el
documento conciliar Gaudium et spes,- está en la vocación del hombre a la comunión de Dios. Ya desde su
nacimiento es invitado el hombre al diálogo con Dios: pues, si existe, es porque, habiéndole creado Dios por
amor, por amor le conserva siempre, y no vivirá plenamente conforme a la verdad, si no reconoce libremente
este amor y si no se entrega a su Creador". (N° 19). Es en este diálogo de amor con Dios que se funda la
posibilidad para cada uno de crecer según líneas y características propias, recibidas como don y capaces de " dar
sentido" a la historia y a las relaciones fundamentales de su existir cotidiano, mientras se está en camino hacia la
plenitud de la vida.
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o B) Considerar la vida como vocación favorece la libertad interior, estimulando
en la persona el deseo de futuro, conjuntamente con el rechazo de una
concepción de la existencia pasiva, aburrida y banal.
2. - Considerar la vida como vocación favorece la libertad interior, estimulando en la persona el deseo de futuro,
conjuntamente con el rechazo de una concepción de la existencia pasiva, aburrida y banal. La vida asume así el
valor del "don recibido, que tiende por naturaleza a llegar a ser bien dado" (Doc. Nuevas vocaciones para una
nueva Europa, 1997,16, b). El hombre muestra ser renovado en el Espíritu (cfr. Jn. 3, 3.5) cuando aprende a
seguir el camino del nuevo mandamiento "que os améis los unos a los otros, como yo os he amado" ( cfr. Jn
15,12). Se puede afirmar que, en cierto sentido, el amor es el DNA de los hijos de Dios; es la " la vocación
santa" con la que hemos sido llamados "según su propósito y su gracia, gracia que nos fue dada en Cristo Jesús,
antes de los tiempos eternos y manifestada en el presente por la aparición de nuestro Salvador, Jesucristo " (2 Tm
1,9.10).
o C) En el origen de todo camino vocacional, está Emmanuel, el Dios-connosotros.
Él nos revela que no estamos solos construyendo nuestra vida, porque Dios
camina con nosotros en medio de nuestros quehaceres y si nosotros lo
queremos, entreteje con cada cual una maravillosa historia de amor, única e
irrepetible.
En el origen de todo camino vocacional está Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Él nos revela que no
estamos solos construyendo nuestra vida, porque Dios camina con nosotros en medio de nuestros quehaceres y si
nosotros lo queremos, entreteje con cada cual una maravillosa historia de amor, única e irrepetible. Y al mismo
tiempo, en armonía con la humanidad y con el mundo entero.
Descubrir la presencia de Dios en la propia historia, no sentirse nunca huérfano sino siendo consciente
de tener un Padre del que podemos fiarnos totalmente: este es el gran cambio que transforma el horizonte
simplemente humano y lleva al hombre a comprender, como afirma la Gaudium et spes, que no puede "
encontrarse plenamente a sí mismo sino en la entrega sincera de sí mismo" (N°24). En estas palabras del
Concilio Vaticano II está encerrado el secreto de la existencia cristiana y de toda la auténtica realización
humana.
o D. La necesidad del testimonio de hombres y mujeres: a) que muestren la
fecundidad de una existencia que tiene en Dios su fuente; b) en la docilidad a la
acción del Espíritu su fuerza; c) en la comunión con Cristo y con la Iglesia, que
es garantía del sentido auténtico de la fatiga cotidiana.
Conviene que en la Comunidad cristiana, cada uno descubra su personal
vocación y responda con generosidad.
3. - Hoy, sin embargo, esta lectura cristiana de la existencia debe hacer el balance de algunos comportamientos
de la cultura occidental, en la que Dios es prácticamente marginado del vivir cotidiano. He aquí porqué es
necesario un compromiso acorde de toda la comunidad cristiana para "reevangelizar la vida". Conviene a esta
fundamental obligación pastoral el testimonio de hombres y mujeres que muestren la fecundidad de una
existencia que tiene en Dios su fuente, en la docilidad a la acción del Espíritu su fuerza, en la comunión con
Cristo y con la Iglesia la garantía del sentido auténtico de la fatiga cotidiana. Conviene que en la Comunidad
cristiana, cada uno descubra su personal vocación y responda con generosidad. Cada vida es una vocación, y
todo creyente es invitado a cooperar en la edificación de la Iglesia. (…).
www.parroquiasantamomnica.com
Vida Cristiana
viernes, 23 de junio de 2017
Domingo 4 de Pascua, Año C, llamado «del buen pastor». (2016). El buen pastor es Cristo. La vocación cristiana comienza con una voz que resuena en el exterior de nosotros: es una gracia que precede la historia de cada uno. Los cristianos debemos escuchar la voz del Señor y seguirle. «Escuchar» en el lenguaje bíblico tiene unas resonancias específicas: la adhesión gozosa, la elección de vida. Conocer no es solamente una acción intelectual sino una relación cordial, que lleva a la comunión, a una presencia que acaba en el amor. Se ama a quien se conoce y se conoce a quien se ama. La meta de la vocación cristiana es la vida eterna, es decir, la comunión de vida con Dios. El conocimiento del Señor como pastor implica el reconocimiento de su soberanía divina y la aceptación de sus exigencias. Es decir, tiene implicaciones éticas. El verdadero conocimiento lleva a la comunión. Jornada mundial por las vocaciones.. "La razón más profunda de la dignidad humana, - leemos en el documento conciliar Gaudium et spes,- está en la vocación del hombre a la comunión de Dios. Vocación es la palabra que da sentido al existir cotidiano, mientras estamos en camino hacia la plenitud de la vida. Considerar la vida como vocación favorece la libertad interior, estimulando en la persona el deseo de futuro, conjuntamente con el rechazo de una concepción de la existencia pasiva, aburrida y banal.
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