martes, 18 de julio de 2017

La muerte de Jesús. ¿Qué es lo más seguro, tan seguro que se pueda vivir y morir por ello, tan seguro que todo puede estar anclado en esa realidad? La respuesta es: el amor de Cristo... La vida nos enseña que el fundamento último de todo no es el hombre, ni aun en sus mejores y más apreciados representantes. La única seguridad radica en lo que se nos ha revelado en la cruz. Sólo por Cristo sabemos que Dios nos ama. (Romano Guardini)


La muerte de Jesús. ¿Qué es lo más seguro, tan seguro que se pueda vivir y morir por ello, tan seguro que todo puede estar anclado en esa realidad? La respuesta es: el amor de Cristo... La vida nos enseña que el fundamento último de todo no es el hombre, ni aun en sus mejores y más apreciados representantes. La única seguridad radica en lo que se nos ha revelado en la cruz. Sólo por Cristo sabemos que Dios nos ama. (Romano Guardini) Cfr. Romano Guardini, El Señor, Quinta Parte, Cap. 14. Muerte de Jesús, Ediciones Cristiandad, 2ª edición 2005, p. 499 Alguien podría preguntar: ¿Qué es lo más seguro, tan seguro que se pueda vivir y morir por ello, tan seguro que todo puede estar anclado en esa realidad? La respuesta es: el amor de Cristo... La vida nos enseña que el fundamento último de todo no es el hombre, ni aun en sus mejores y más apreciados representantes; no lo es la ciencia, la filosofía, o el arte, ni cualquiera otra producción de la creatividad humana. Tampoco lo es la naturaleza, tan llena de mentiras, ni la historia, ni el destino... Ni siquiera lo es, sin más, el propio Dios, pues el pecado ha despertado su cólera; y si no fuera por Jesús, ¿cómo podríamos saber lo que se puede esperar de él?. Lo seguro, lo realmente seguro es sólo el amor de Cristo. Tampoco podríamos decir que es el amor de Dios, pues, en definitiva, sólo por Cristo sabemos que Dios nos ama. Y aunque lo supiéramos por cualquier otro camino que no fuera Cristo, habría que reconocer que el amor también puede resultar inexorable y tanto más exigente cuanto más noble. Sólo por Cristo sabemos que Dios nos ama, porque perdona nuestro pecado. De hecho, pues, la única seguridad radica en lo que se nos ha revelado en la cruz: en los sentimientos que de ella dimanan, en la fuerza que palpita en ese corazón. Encierra una gran verdad lo que tantas veces se proclama, aunque de manera inadecuada: el corazón de Jesús es principio y fin de todas las cosas. Y cualquiera otra realidad firmemente establecida, en relación con la vida o con la muerte eterna, tiene su único y exclusivo fundamento en la cruz de Jesucristo. www.parroquiasantamonica.com

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