martes, 18 de julio de 2017
Domingo de Ramos (2016). En el centro de la liturgia hay dos aspectos: a) la conmemoración del ingreso solemne de Jesús en Jerusalén; b) la lectura íntegra de la Pasión según san Lucas. La adhesión personal y vital del cristiano; Jesús ofrece el perdón; el perfecto abandono en las manos de Dios; Jesús orante; en el monte de los olivos: el dolor moral que es asumido y santificado. Algunos de los puntos que resalta el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la Pasión del Señor.
1 Domingo de Ramos (2016). En el centro de la liturgia hay dos aspectos: a) la conmemoración del ingreso solemne de Jesús en Jerusalén; b) la lectura íntegra de la Pasión según san Lucas. La adhesión personal y vital del cristiano; Jesús ofrece el perdón; el perfecto abandono en las manos de Dios; Jesús orante; en el monte de los olivos: el dolor moral que es asumido y santificado. Algunos de los puntos que resalta el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la Pasión del Señor. Cfr. Domingo de Ramos del 2016 – 20 de marzo Ciclo C Isaías 50, 4-7; Filipenses 2, 6-11; Lucas 22, 14-23,56 Cfr. R. Cantalamessa, Passa Gesù di Nazaret, Piemme 1999 pp. 114-119; Gianfranco Ravasi, Secondo le Scritture, Anno C, Piemme 1999 pp. 97-102; S. Biblia Universidad de Navarra; Biblia de Jerusalén LA NARRACIÓN DE LA PASIÓN SEGÚN SAN LUCAS En el centro de la liturgia del Domingo de Ramos hay dos aspectos: a) la conmemoración del ingreso solemne de Jesús en Jerusalén; b) la lectura íntegra de la Pasión según S. Lucas. A. En esquema: 5 puntos para la meditación que podemos resaltar en la narración de la Pasión según san Lucas. 1 Adhesión personal y vital del cristiano (vv. 27 y 48) • “Simón de Cirene y las mujeres no son espectadores o testimonios neutrales sino como modelos del seguimiento de Cristo también en el momento último y decisivo. Acerca de Simón, Lucas subraya que «le obligaron a llevar la cruz detrás de Jesús», y esta expresión es usada normalmente por el evangelista para definir el compromiso del discípulo «que lleva cada día la cruz» siguiendo a su Señor también en la entrega última». Las mujeres «lloran y se lamentan por él» ... (v 27) ... y «la multitud al contemplar lo ocurrido regresaba golpeándose el pecho» (v 48). (cfr Ravasi o.c. p. 98) 2. Jesús ofrece el perdón (v. 34) • Esteban, el primer mártir cristiano, en el instante de su muerte pondrá en práctica esta enseñanza de Jesús (cfr. Ravasi pp. 99). 3. El perfecto abandono en las manos de Dios (v. 46) • Solamente San Lucas refiere las palabras de Jesús «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (v. 46) que son del Salmo 31. (cfr.Ravasi p. 99) 4. Jesús orante (vv. 40 y 46) • Dos veces advierte a los discípulos que oren para no caer en la tentación (vv. 40 y 46) (cfr. Ravasi p. 101). 5. En el monte de los olivos: el dolor moral que es asumido y santificado. (vv. 43-44). • «Y entrando en agonía oraban con más intensidad y le sobrevino un sudor como de gotas de gotas de sangre ....» (vv. 43-44) • “El mundo es muy sensible a los dolores físicos, se conmueve fácilmente por ellos; y es mucho menos sensible hacia los dolores morales de los que a veces se ríe, considerándolos como hipersensibilidad, autosugestión, antojos. Y sin embargo Jesús sudó sangre en este momento, cuando era su corazón lo que iba a ser aplastado. Dios toma muy en serio el dolor del corazón. Pienso en quien ve quebrado el vínculo más fuerte que tenía en la vida y se encuentra solo (más frecuentemente sola). En quien es traicionado en sus afectos, angustiado por alguna cosa que amenaza su vida o la de una persona querida. En quien, con razón o sin ella (desde este punto de vista la diferencia no es grande), se ve expuesto a público ludibrio de un día para otro. Cuántos «huertos de los olivos» hay escondidos en el mundo y dentro de nuestras casas! Cantalamessa o.c. p. 116) 2 • “Del Jesús del Huerto de los Olivos debemos recoger una enseñanza: «Y entrando en agonía oraba con más intensidad» (v. 43). ¡Rezar es la prueba! Es nuestro recurso; es el canal a través del cual nos son transmitidos la fuerza y el coraje de Jesús. (cfr. R. Cantalamessa o.c. p. 116). B. Algunos de los puntos que resalta el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la Pasión del Señor. • n. 440: Jesús acogió la confesión de fe de Pedro que le reconocía como el Mesías anunciándole la próxima pasión del Hijo del Hombre (Cfr. Mateo 16, 16-23). Reveló el auténtico contenido de su realeza mesiánica en la identidad trascendente del Hijo del Hombre «que ha bajado del cielo» (Juan 3, 13) (Cfr. Juan 6,62; Dn 7, 13), a la vez que en su misión redentora como Siervo sufriente: «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mateo 20, 28) (Cfr. Isaías 53, 10-12). Por esta razón el verdadero sentido de su realeza no se ha manifestado más que desde lo alto de la Cruz (Cfr. Juan 19, 19-22; Lucas 23, 39-43). Solamente después de su resurrección su realeza mesiánica podrá ser proclamada por Pedro ante el pueblo de Dios: «Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado» (Hechos 2, 36). • n. 555: (…) La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (Cfr. Isaías 42, 1). (…) • n. 598: Todos los pecadores fueron los autores de la pasión de Cristo - La Iglesia, en el magisterio de su fe y en el testimonio de sus santos no ha olvidado jamás que «los pecadores mismos fueron los autores y como los instrumentos de todas las penas que soportó el divino Redentor» (Catecismo Romano 1, 5, 11). Teniendo en cuenta que nuestros pecados alcanzan a Cristo mismo (Cfr. Mateo 25, 45; Hechos 9, 4-5), la Iglesia no duda en imputar a los cristianos la responsabilidad más grave en el suplicio de Jesús, responsabilidad con la que ellos, con demasiada frecuencia, han abrumado únicamente a los judíos: (…) Y es necesario reconocer que nuestro crimen en este caso es mayor que el de los judíos. Porque según el testimonio del apóstol, «de haberlo conocido ellos no habrían crucificado jamás al Señor de la Gloria» (1 Co 2, 8). Nosotros, en cambio, hacemos profesión de conocerle. Y cuando renegamos de El con nuestras acciones, ponemos de algún modo sobre El nuestras manos criminales (Catech. R. 1, 5, 11). Y los demonios no son los que le han crucificado; eres tú quien con ellos lo has crucificado y lo sigues crucificando todavía, deleitándote en los vicios y en los pecados (S. Francisco de Asís, admon. 5, 3). • n. 1851: En la Pasión, la misericordia de Cristo vence al pecado. En ella, es donde éste manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas tan dura a Jesús, negaciones de Pedro y abandono de los discípulos. Sin embargo, en la hora misma de las tinieblas y del príncipe de este mundo (Cf Jn 14, 30), el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados. • n. 609: (…) Jesús aceptó libremente su pasión y su muerte por amor a su Padre y a los hombres que el Padre quiere salvar: «Nadie me quita la vida; yo la doy voluntariamente» (Juan 10, 18). De aquí la soberana libertad del Hijo de Dios cuando El mismo se encamina hacia la muerte (Cfr. Juan 18, 4-6; Mateo 26, 53). www.parroquiasantamonica.com Vida Cristiana
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