jueves, 6 de julio de 2017

Hoy en día todas las mujeres en general, pero sobre todo la mujer latina, siguen siendo reducidas a la condición de objeto o símbolo sexual. Como si fueran eso y nada más. No se llega a ver su dignidad, su corazón, y realmente quién es como persona.



1 Hoy en día todas las mujeres en general, pero sobre todo la mujer latina, siguen siendo reducidas a la condición de objeto o símbolo sexual. Como si fueran eso y nada más. No se llega a ver su dignidad, su corazón, y realmente quién es como persona PELÍCULA “BELLA” – Entrevista con Eduardo Verástegui Entrevista de Teresa Ruiz (San Juan Bautista, Arganda del Rey), en la Revista ADAL, Delegación de infancia y juventud, Diócesis de Alcalá de Henares, Año IV, n. 32 Diciembre ´08. Eduardo Verástegui a su paso por España, para promocionar su primera película como productor, nos concedió una entrevista en la que nos acerca a su película Bella y como no podía ser de otra manera, al don de la fe que se transmite de sus meditadas palabras. En ellas nos deja ver un espíritu de conversión fruto del encuentro con Cristo resucitado. Este encuentro le ha permitido al actor caer en la cuenta de la dignidad que como hijo de Dios tiene, así como de la dignidad del otro desde el mismo instante de su concepción. Lo primero de todo, Eduardo, háblame de Bella y de lo que esperas conseguir con esta película. Mi esperanza como productor y como actor es que cuando la gente la vea se vaya queriendo amar más y juzgar menos. Vivimos en una época donde es muy fácil juzgar y nos pasamos todo el tiempo apuntando a la gente con el dedo, insultando a los que no están de acuerdo con nosotros. Hay una pelea constante, muchas cosas que dividen, como la política. Lo que yo trato de lograr como productor es crear proyectos que sean puentes de unidad. Pero… ¿estás seguro de que se puede lograr tan bonito empeño con la proyección de una cinta? Claro, porque la gente puede irse del cine con una vela prendida en el corazón, queriendo perdonar más y quejarse menos. Yo quiero que se vayan entretenidos, movidos y tocados. Bella es como una mano que sale de la pantalla, traspasa tu pecho, agarra tu corazón, lo aprieta, le da un masajito, lo sopla, y lo suelta con un suspiro, aliviado. Todo eso después de haber experimentado un par de horas de mucho pensar, de reflexionar, de reír y también de llorar. Así el espectador puede sentir la inspiración de hacer el bien a los demás. Esa fue la misión y la intención antes de hacer Bella. ¿Qué narra este trabajo? Bella es una historia de amor que va más allá del romance. Hablo del amor verdadero, el que está dispuesto a sacrificar todo por alguien sin esperar nada a cambio. La cinematografía, además, es exquisita, con unos colores muy divertidos. También es muy abstracta e impresionista. Hemos jugado mucho con los tiempos y está repleta de simbolismo. Bella celebra la vida. Y también la cultura, los valores y la música de los hispanos. Sobre todo es una película importante porque donde vivo yo, en Estados Unidos, sirve para elevar, sanar y respetar la dignidad del latino, que por muchos años ha sido atropellada. ¿Hace falta de verdad que el cine salga en defensa de los latinos? Completamente. El cine en EEUU, desde los años 40 hasta hoy, ha estereotipado al latino de una manera muy negativa con papeles de prostituta, borracho, delincuente, bandido, narcotraficante, pandillero, seductor o mujeriego. Tristemente ese era el tipo de personaje que yo venía representando, porque también yo era parte de ese estereotipo negativo. Porque aquel entonces yo no estaba asumiendo las responsa-bilidades que tenía que asumir como actor, como imagen pública. Estaba utilizando mis talentos de una manera muy egoísta. Cuando empecé mi carrera lo más importante era la fama, el dinero, las mujeres, el estilo de vida que tenían los actores. Le tenía amor al arte, pero era un amor muy egoísta. Estaba completamente encerrado en una burbuja llena de vanidad, de egolatría y de muchas cosas más que tarde o temprano te acaban matando. ¿Y qué pasó para que todo cambiara? Después de 10 años de estar trabajando así en esta carrera llega un momento en el que tocas fondo. Me sentía completamente vacío, insatisfecho, solo, no era feliz. Empecé a cuestionarme las cosas de una manera más profunda. Andaba buscando algo más profundo en mi vida, a nivel espiritual, personal y profesional. Descubrí que los latinos tenemos muy pocas veces la oportunidad de ser héroes en el cine, o en la televisión. Y no me refiero a superhéroes de ciencia ficción, como Spiderman o Superman, sino al héroe de todos los días. El latino que se muda a EEUU con un espíritu de servicio y de humildad a trabajar duro para sacar a su familia adelante. Ese hombre trabajador, honesto, honrado, dispuesto a sacrificarlo todo por su fami-lia, por su esposa y por sus hijos. Un hombre fiel a su mujer y leal a sus amigos. ¿Y la mujer? 2 Las mujeres también, por supuesto. Hoy en día todas las mujeres en general, pero sobre todo la mujer latina, siguen siendo reducidas a la condición de objeto o símbolo sexual. Como si fueran eso y nada más. No se llega a ver su dignidad, su corazón, y realmente quién es como persona. Tengo a tres hermanas menores que yo. Mi madre, mi abuela, mis tías, mis primas.... Y ellas no son ningún objeto. Son el co-razón de la familia. Mujeres inteligentes y llenas de sabiduría. Éste era mi deseo, mi sueño: hacer un cine diferente que muestre el verdadero rostro de los latinos en EEUU. ¿Hay más películas que persigan el mismo objetivo? Claro. Bajo la misma luna, por ejemplo, batió un record de taquilla en lo que respecta a películas en español en EEUU. Es una historia muy bonita que habla de los valores, del sufrimiento, del dolor, de la injusticia, de los prejuicios que hay en EEUU en este sentido. Hay alguna que otra película por ahí. Pero a nosotros, a los latinos, no hace que nos convenzan. Al americano sí, puesto que todavía piensa que somos una amenaza para la democracia de su país. Creen que somos un estorbo y que tienen que quitarse de encima a todos los ilegales, e incluso a los que no lo son. Esas personas, cuando ven la parte humana que se muestra en una película como Bella o Bajo la misma luna, se conmueven también y cambian su manera de pensar por completo. Comienzan a ver al hispano de una manera diferente. ¿Por qué actor y productor a la vez? Cuando cambió mi manera de pensar hice la promesa de que jamás volvería a traba-jar en proyectos que ofendieran a mi familia, a mi fe, o a mi comunidad latina. Me quedé sin trabajo. Mis representantes me mandaban guiones con temas que habla-ban de lo opuesto a lo que yo quería hacer. Fue muy difícil. Estuve sin trabajar du-rante casi tres años y medio. En bancarrota. Pero con mucha paz y mucha alegría, porque por lo menos sabía que era libre. Que estaba luchando por convicciones, por ideales. Por una causa más grande que yo. Si no estás dispuesto a morir o a luchar por una causa más grande que tú, la vida es muy aburrida. De ahí nació la idea de producir. Como actor no puedes controlar el mensaje. Te tienes que someter a lo que te dan, a lo que ya está escrito, y no tienes ni voz ni voto. Si quieres controlar ese mensaje, y contar una historia que hay en tu corazón, una historia en la que tú creas, conviértete en productor. ¿Qué faceta has disfrutado más? Las dos. Antes, cuando actuaba, me sentía vulnerable. Tenía la horrible sensación de que en cualquier momento me iban a pedir una cosa que no iba a saber hacer. Tenía siempre miedo. Firmaba un contrato y ponía mi alma en manos de personas que no sabía cómo pensaban. La verdad es que no me importaba, porque estaba muy feliz. Pero cuando me empezó a importar, cuando me di cuenta de la responsabilidad que tenemos las personas que contamos una historia, me dije: yo no puedo ponerme otra vez en manos de alguien que no conozca, o que vaya a cambiar algo en lo que yo no crea. Por eso ahora trabajo sólo en producciones donde yo soy el jefe. Donde yo me voy a cuidar a mí mismo. Me encanta Bella. Nunca había trabajado en algo tan significativo como esta película. Me siento completo en ella. Ahí está parte de mi vida, no solamente como actor, sino como productor e incluso hasta como escritor. Muchas de las escenas las terminaba haciendo como me apetecía, porque yo era el productor. ¿En España también puede ayudarnos a respetar más al inmigrante? Eso espero. Aunque la intención fue muy específica con EEUU. Pero qué duda cabe que el tema es el mismo: el inmigrante. Sin embargo, todos somos inmigrantes. EEUU es un país formado por inmigrantes. Por eso tenemos que abrirnos más y no ser tan tajantes. Debemos actuar con caridad. Claro que no todos los que vienen a España o los que van a EEUU tienen unas intenciones puras. Hay de todo: desde el santo hasta el delincuente. Pero no los puedes meter a todos o en una caja de santos o en una caja de criminales. Siempre habrá gente buena, gente malintencionada, gente perdida, gente encontrada… En Estados Unidos somos 50 millones de latinos. Es decir, más que españoles en España o que canadienses en Canadá. Somos muchísimos. Por eso es muy triste que tanta gente nos tenga miedo porque piensen que somos lo que ven en las películas. ¿Qué puede aportar el inmigrante al país que lo acoge? Nosotros no estamos robando nada a nadie en Estados Unidos. Estamos trabajando duro. Muchos latinos hacen el trabajo que los americanos no quieren hacer. Y gracias a ellos la economía de EEUU está arriba. Es importante reconocer la contribución positiva que han hecho los inmigrantes. No solamente los latinos. También los irlandeses, los españoles, los alemanes… Todo inmigrante que llega a EEUU hace una contribución para que otras generaciones disfrutemos de esa gran libertad que hay allí y de muchas cosas buenas que ese país ofrece. Simplemente hay que abrir un poco los ojos de aquellas personas que todavía quieren vivir sin compartir. Todos somos iguales en dignidad. Para ello debería llevarse a cabo una reforma migratoria justa, integral, que resuelva los problemas de las personas que ya están en el país de una manera humana. Hoy en día las leyes no son justas. Todos hemos oído hablar de tu conversión al catolicismo y del cambio que eso supuso en tu vida… 3 Católico siempre he sido, de manera que no es correcto hablar de conversión. Lo que sucede es que mi fe no era lo más importante en mi vida. No era el centro. Yo era el típico mexicano que iba a la iglesia una vez al año. Muy creyente, más que nada por ignorancia. Pero uno no puede amar lo que no conoce. Después de muchos años empecé a buscar cosas más sólidas. El tobogán de la vida me llevaba hacia abajo y elegí agarrarme a mi fe. Pero para poder agarrarme a ella bien, empecé a conocer lo que no conocía. Leí mucho, estudié filosofía, teología, apologética, cartas encíclicas, apostólicas… para ver realmente si me estaba agarrando a algo por convicción o simplemente porque fue lo que me habían inculcado en casa. Quería buscar algo y creer en ese algo por convicción. Después de estudiar tantas cosas volví a caer en lo que me habían dado en casa, pero esta vez con conocimientos que antes no tenía. Y eso me dio muchísimo. Mi fe es el centro de mi vida. ¿Ahora ya no volverías a participar en proyectos como los de antes? Hay cosas que tampoco fueron tan malas. Pero no, no haría cosas como una película en la que representaba el papel de un mujeriego que engañaba a tres mujeres con las que tenía relación al mismo tiempo. Pero eso es simplemente un papel… Ya, pero el arte promueve. Platón decía: si me das a elegir entre el arte y la política para gobernar a una nación yo escogería el arte, porque el arte tiene el potencial de gobernar el corazón de la audiencia, de cambiar la manera de pensar de la gente. ¿Cómo llegaste a esa conclusión? Cuando llegué a Los Ángeles a hacer mi primera película en inglés yo no conocía el idioma. Tenía una maestra que me abrió los ojos. Fue la que cambió mi vida. Un día ella me hizo varias preguntas, porque había visto el estilo de vida que llevaba y notaba que estaba triste. Yo era una locomotora: andaba para arriba, para abajo, completamente perdido. Ella me preguntó: Eduardo, ¿tú te quieres casar algún día y formar una familia? Yo le dije que sí. Continuó: ¿Y te gustaría tener hijas? Claro, le dije, me gustaría tener muchas hijas. ¿Qué tipo de hombre te gustaría que tus hijas encontraran? Yo entonces le describí a un santo: un tipo que dé la vida por ellas, que las respete, que las ponga en un pedestal como si fueran diamantes. Y cuando terminé mi maestra me preguntó: Eduardo, ¿tú eres ese hombre? Entonces yo empecé a pensar y casi con lágrimas en los ojos le dije que no. Ella volvió a preguntarme: ¿por que exiges lo que no das? Me di cuenta de la contradicción en la que vivía y de que yo no estaba respetando a la mujer como quisiera que respetaran a mis hijas o a mis hermanas, sino que la estaba utilizando como si fuera simplemente un objeto. Pero es que yo también me estaba reduciendo a esa condición. Mi profesora me preguntó que por qué había hecho aquella película y eso me hizo reaccionar. ¿Entonces los medios de comunicación pueden hacer mucho daño? No solo hacen mucho daño. Hay una crisis horrible. Ojalá la crisis sólo fuera económica. En mi opinión, la mayoría de los medios de comunicación están envenenando a la sociedad. Hace poco alguien me dijo que en EEUU el promedio de tiempo que los padres y sus hijos dedican a mantener conversaciones sólidas está entre 3 y 6 minutos al día. Y sin embargo esos jóvenes pasan mas de 8 horas al día en contacto con los medios de comunicación. Es obvio que no sólo los padres educan a los jóvenes. También lo hacen la televisión, Internet, el cine… Los medios bien utilizados pueden hacer mucho bien, pero su uso incorrecto es muy dañito. ¿Esa es tu cruzada particular? Hay mucho por hacer, desde luego. Tengo claro que no estamos aquí para condenar o juzgar a nadie, sino para ser una luz en esa oscuridad. Cada uno tiene que empe-zar con lo suyo. Aunque no lo creamos hay mucha gente que quiere marcar una diferencia. Mientras la gente consume información está absorbiendo ideas de cómo vivir. Pero los medios muchas veces no van en la línea de llevar una vida íntegra, con valores, de respetar a la familia. Creo que con un granito de arena, Bella ha hecho muchas cosas buenas. A lo mejor no hemos llegado donde queremos. Pero vendrán otras películas, otras producciones. Y ahí estaremos. Uno solo tal vez no pueda cambiar el mundo. Pero sí su mundo. Y si podemos salpicar y cambiar a una o a dos personas más, nuestra vida será interesante. Eso es lo yo que quiero hacer.

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