sábado, 8 de julio de 2017
Tiempo de Navidad. Epifanía del Señor (2016). Quiénes eran los Reyes Magos. Epifanía: es la «manifestación» de Jesús, que se da a conocer a los «gentiles», a los paganos, es decir a quienes no pertenecían al pueblo elegido. Los sabios/magos de Oriente fueron los primeros frutos de las naciones gentiles que vinieron a rendir homenaje al Señor. Mateo en el Evangelio quiere ver el gran desfile anunciado por Cristo mismo: «Muchos del oriente y del occidente vendrán y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios». Los Magos son predecesores, precursores, de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos. Los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. También en nuestro caso, hemos de pedir a veces consejo o información para encontrar al Señor. Un aspecto de la luz que nos guía en el camino de la fe es también la santa “astucia”. Para protegernos de los cantos de las sirenas, armonizando la sencillez con la sagacidad. Los Magos nos enseñan a no caer en las asechanzas de las tinieblas y a defendernos de la oscuridad que pretende cubrir nuestra vida. Ellos, con santa “astucia”, han protegido la fe.
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Tiempo de Navidad. Epifanía del Señor (2016). Quiénes eran los Reyes Magos. Epifanía: es la
«manifestación» de Jesús, que se da a conocer a los «gentiles», a los paganos, es decir a quienes no
pertenecían al pueblo elegido. Los sabios/magos de Oriente fueron los primeros frutos de las naciones
gentiles que vinieron a rendir homenaje al Señor. Mateo en el Evangelio quiere ver el gran desfile
anunciado por Cristo mismo: «Muchos del oriente y del occidente vendrán y se sentarán con Abrahán,
Isaac y Jacob en el reino de Dios». Los Magos son predecesores, precursores, de los buscadores de la
verdad, propios de todos los tiempos. Los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad
cuando emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia.
También en nuestro caso, hemos de pedir a veces consejo o información para encontrar al Señor. Un
aspecto de la luz que nos guía en el camino de la fe es también la santa “astucia”. Para protegernos de
los cantos de las sirenas, armonizando la sencillez con la sagacidad. Los Magos nos enseñan a no caer en
las asechanzas de las tinieblas y a defendernos de la oscuridad que pretende cubrir nuestra vida. Ellos,
con santa “astucia”, han protegido la fe.
Cfr. Solemnidad de la Epifanía del Señor, 6 de enero de 2016.
Isaías 60, 1-6; Efesios 3, 2-3.5-6; Mateo 2, 1-12.
Cfr. Temi di Predicazione – Omelie, Napoli, Epifania del Signore (6 gennaio 2016), pp. 115-120
Isaías 60, 1-6- La gloria del Señor amanece sobre ti! - ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la
gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti
amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti. Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu
aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las
traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre
ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de
Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
• Salmo responsorial - Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11) - R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los
pueblos de la tierra. Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R. Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a
mar, del Gran Río al confín de la tierra. R. Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo. Que los reyes de
Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. R. Él
librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida
de los pobres. R.
Efesios 3, 2-3a. 5-6: 2 Hermanos, supongo que habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha
dado en favor de vosotros, los gentiles. 3 Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio. 5 Él no había sido
manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y
profetas: 6 que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en
Jesucristo, por el Evangelio
• Aleluya Mt 2, 2 - Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor.
• Mateo 2, 1-12: Venimos de Oriente a adorar al Rey. Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey
Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: -« ¿Dónde está el Rey de los
judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.» Al enterarse el rey Herodes, se
sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía
que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: -«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra
de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi
pueblo Israel."» Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido
la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: -«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis,
avisadme, para ir yo también a adorarlo.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que
habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se
llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron;
después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo,
para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
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LOS REYES MAGOS
Hemos visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor
Aleluya
Se postrarán ante ti, Señor,
todos los pueblos de la tierra.
Salmo responsorial, n. 71
1. Quienes eran los Reyes Magos
• La palabra magoi no significa en este caso de los Reyes Magos cultivadores de artes mágicas (Cfr.
Hechos 13, 6.8), si no miembros de una categoría especial de sacerdotes y sabios, que cultivan la astronomía.
El contesto evangélico presupone que eran observadores de los astros y añade expresamente que venían de
Oriente, sin dejar constancia de indicaciones más precisas (para los hebreos «Oriente» era todo lo que estaba
más allá del Jordán). Lo importante, teológicamente, es que eran paganos.
• La narración sobre los Reyes Magos se concluye de modo positivo: se realiza plenamente su proyecto de
encontrar al recién nacido Mesías y de adorarlo (Evangelio, v. 2) y en todo prevalece una grande alegría (v.
10). Lo que guía a los Magos a Jerusalén es una luz. Es la luz del Señor que resplandece para judíos y
paganos y que nos hace llegar a través de la predicación del Evangelio.
• La solemnidad de la Epifanía, manifiesta, por tanto, el designio universal de salvación de Dios. Se puede
decir que los Magos representan a la multitud de pueblos que reconocerán en Cristo a su salvador, a lo largo
de los siglos. En la segunda Lectura, san Pablo afirma que también los gentiles son partícipes de la promesa en
Jesucristo (Efesios 3,6).
2. La docilidad de los magos a la estrella nos indica el modo de nuestra obediencia.
Debemos aplicarnos a ser útiles unos a otros, para que brillemos como hijos de la
luz.
San León Magno, papa y doctor de la Iglesia (440-461)
Tres magos, llamados de su lejano país, fueron conducidos por una estrella para conocer y adorar al
Rey del cielo y de la tierra. La docilidad de los magos a esta estrella nos indica el modo de nuestra
obediencia, para que, en la medida de nuestras posibilidades, seamos servidores de esa gracia que llama a
todos los hombres a Cristo.
Animados por este celo, debéis aplicaros, queridos míos, a seros útiles los unos a los otros, a fin de
que brilléis como hijos de la luz en el reino de Dios, al cual se llega gracias a la fe recta y a las buenas obras.
3. La Epifanía en el Catecismo de la Iglesia Católica
La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de
Dios y Salvador del mundo, a unos «magos» (los «gentiles», de los que
habla San Pablo en la Carta a los Efesios, 3.2-3.5-6) que representan a las
religiones paganas de pueblos vecinos a Israel.
• n. 528: La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador
del mundo. (…) la Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos «magos» venidos de Oriente (Cf Mateo
2, 1). En estos «magos», representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las
primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena Nueva de la salvación. La llegada de los
magos a Jerusalén para «rendir homenaje al rey de los judíos» (Mateo 2, 2) muestra que buscan en Israel, a la
luz mesiánica de la estrella de David (Cf Números 24, 17; Apocalipsis 22, 16), al que será el rey de las
naciones (Cf Números 24, 17-19). (…) La Epifanía manifiesta que «la multitud de los gentiles entra en la
familia de los patriarcas» (S. León Magno, serm. 23) y adquiere la «israelitica dignitas» (la dignidad
israelítica) (MR, Vigilia pascual 26: oración después de la tercera lectura).
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4. La llamada a todas las naciones. Cfr. Mercaba.org , dossier sobre la Navidad.
o Los sabios de Oriente representaban a las naciones del mundo. Ellos fueron
los primeros frutos de las naciones gentiles que vinieron a rendir homenaje
al Señor.
Los grandes padres latinos, san Agustín, san León, san Gregorio y otros,
se sintieron fascinados por esas tres figuras, porque representaban a las
naciones del mundo. No sentían curiosidad por conocer quiénes eran o
su lugar de procedencia. No tenían interés alguno en tejer leyendas en
torno a ellos.
Los Magos simbolizaban la vocación de todos los hombres a
la única Iglesia de Cristo. La raza humana forma una sola
familia, pues el amor de Dios abraza a todos.
Cuando la epifanía se popularizó, se implantó la costumbre de añadir las tres figuras de los magos a
la cuna de navidad. Ellos llegaron a conquistar la fantasía popular. La leyenda les dio unos nombres y los
convirtió en reyes. En la gran catedral gótica de Colonia se puede ver la urna de los tres reyes. Sus "huesos"
fueron llevados allí, desde Milán, en 1164, por Federico Barbarroja.
Los grandes padres latinos, san Agustín, san León, san Gregorio y otros, se sintieron fascinados por
esas tres figuras, pero por una razón distinta. No sentían curiosidad por conocer quiénes eran o su lugar de
procedencia. No tenían interés alguno en tejer leyendas en torno a ellos. Su interés se centraba en determinar
lo que ellos representaban, su función simbólica, la teología subyacente en el relato evangélico. En sus
reflexiones sobre Mateo 2,1-12 llegaron a la misma conclusión: los sabios de Oriente representaban a las
naciones del mundo. Ellos fueron los primeros frutos de las naciones gentiles que vinieron a rendir homenaje
al Señor. Ellos simbolizaban la vocación de todos los hombres a la única Iglesia de Cristo.
Con esta interpretación de epifanía, la fiesta toma un carácter más universal. Amplía nuestro campo
de visión, abre nuevos horizontes. Dios deja de manifestarse sólo a una raza, a un pueblo privilegiado, y se
da a conocer a todo el mundo. La buena nueva de la salvación es comunicada a todos los hombres. El pueblo
de Dios se compone ahora de hombres y mujeres de toda tribu, nación y lengua. La raza humana forma una
sola familia, pues el amor de Dios abraza a todos.
5. Los Magos y la estrella en el relato de Mateo
La sobriedad del evangelista y la tradición
Cfr. Gianfranco Ravasi, Los Rostros de la Biblia, Ciclos A-B-C, San Pablo 2008, pp. 30-31
• “El relato de Mateo (2, 1-12), del cual son los protagonistas [los Reyes Magos] y que está en el
centro de la solemnidad, es sobrio, aunque no privado de golpes de escena, y tiene un marcado sentido
religioso. Sin embargo no ha sabido resistir a la tradición posterior que, a causa de los tres dones ofrecidos a
Cristo, consideró que eran tres los Magos; después los convirtió en reyes basándose en el salmo 72, que
afirma la prosternación de los soberanos de la tierra ante el rey Mesías, y los ha llamado con diversos
nombres, entre los que prevalecieron los de Gaspar, Melchor y Baltasar, que se convirtieron también en el
título de una bonita novela del francés Michel Tournier (1980). En las catacumbas romanas aparecen ya en el
siglo II, dos siglos antes que los más modestos pastores de Belén.
o Mateo dice solamente que llegaron de oriente. La importancia del valor de
signo, es decir, Mateo quiere ver el gran desfile anunciado por Cristo mismo.
«Muchos del oriente y del occidente vendrán y se sentarán con Abrahán,
Isaac y Jacob en el reino de Dios».
Mateo dice solamente que llegaron de oriente, es decir, del desierto de Arabia o sirio-oriental por
donde transitaban las caravanas occidentales. En el libro bíblico de Daniel los «magos» son los sabios de
Babilonia, antigua sede de estudios astronómicos y astrológicos. El Evangelio árabe de la infancia, un
apócrifo del siglo V al VI, los imaginaba discípulos de Zaratustra, el profeta de la religión persa. En realidad
el evangelista los ha hecho surgir intencionalmente de un horizonte vago, porque a él no le importaba tanto el
dato histórico como su valor de signo. En la pequeña procesión de los Magos hacia el recién nacido Jesús,
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Mateo quiere ver discretamente el gran desfile anunciado por Cristo mismo: «Muchos del oriente y del
occidente vendrán y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de Dios» (Mateo 8, 11).
o El símbolo mesiánico de la estrella.
Durante el viaje hay un signo en el cielo para los Magos: la estrella. Inútilmente considerada, como
hizo Kleper, como una supernova, o sea, una estrella en explosión; identificada por otros como el cometa
Halley (que, sin embargo pasó por el cielo de Palestina en agosto del 12 a.C), relacionada también por otros
con una conjunción entre Júpiter y Saturno (7 a.C), hay que reconocer, sin embargo que sobre esta estrella
nos informa más la teología que la astronomía. Así es, porque siguiendo la tradición bíblica y judaica, el
hebreo cristiano Mateo ve en aquel astro sobre todo un símbolo mesiánico. (…)
Los Magos son, por tanto, los antecesores de los pueblos que encuentran a Cristo después de haber
buscado, guiados por la revelación divina, simbolizada en la estrella que conduce al Mesías: Entraron en la
casa y vieron al niño con María, su madre; se pusieron de rodillas y lo adoraron (Mateo 2, 11).
6. Los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando
emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la
historia.
Cfr. Benedicto XVI, La infancia de Jesús, capítulo IV.
Estos hombres son predecesores, precursores, de los buscadores de la
verdad, propios de todos los tiempos.
• Basándonos en todo lo que se ha dicho, podemos hacernos una cierta idea de cuáles eran las
convicciones y conocimientos que llevaron a estos hombres a encaminarse hacia el recién nacido «rey de los
judíos». Podemos decir con razón que representan el camino de las religiones hacia Cristo, así como la
autosuperación de la ciencia con vistas a él. Están en cierto modo siguiendo a Abraham, que se pone en
marcha ante la llamada de Dios. De una manera diferente están siguiendo a Sócrates y a su preguntarse sobre
la verdad más grande, más allá de la religión oficial. En este sentido, estos hombres son predecesores,
precursores, de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos.
• “Queda la idea decisiva: los sabios de Oriente son un inicio, representan a la humanidad cuando
emprende el camino hacia Cristo, inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan
únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce hasta Cristo. Representan el anhelo
interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo”.
7. «Vimos su estrella en Oriente»
Mateo 2,2
a) Los magos comienzan su itinerario desde la revelación de Dios en la naturaleza,
la estrella, pero tienen que pasar por la revelación en las Escrituras de Israel. Cfr. Nuevo Testamento, Eunsa 2004. Cita Mateo 2, 1-12
• “Los intentos de identificar la estrella como un cometa o como una conjunción de astros no han dado
resultados satisfactorios. Según ideas difundidas en la época, el nacimiento de los personajes importantes estaba
relacionado con ciertos movimientos de los astros. Dios pudo valerse de esas nociones para conducirles hasta Jesucristo.
En esa perspectiva el sentido del pasaje es claro: los magos comienzan su itinerario desde la revelación de Dios en la
naturaleza, la estrella, pero tienen que pasar por la revelación en las Escrituras de Israel 1 para encontrar al verdadero
Dios”.
b) También en nuestro caso, hemos de pedir a veces consejo o información para
encontrar al Señor.
• También en nuestro caso, como en el de los Magos, a veces el camino es luminoso y sereno (se
1 “Al oír esto [la pregunta de los Magos] Herodes se inquietó, y con él toda Jerusalén. Y, reuniendo a todos los príncipes
de los sacerdotes y los escribas del pueblo, les interrogaba dónde había de nacer el Mesías. - En Belén de Judá - le
dijeron -, pues así está escrito por medio del Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las
principales ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel” (Mateo 2, 3-6).
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ve la estrella); otras veces es difícil y oscuro: también en este caso hemos de continuar como ellos, pidiendo
un consejo o una información, si hiciese falta 2
; no podemos desalentarnos; así se explica S. Pablo: “Él hizo,
de un solo hombre, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra. Y fijó las edades de
su historia y los límites de los lugares en que los hombres habían de vivir, para que buscasen a Dios, a ver si
al menos a tientas lo encontraban, aunque no está lejos de cada uno de nosotros .....” (Hechos 17, 26-27).
• En cualquier caso, pedimos al Señor que nos haga encontrar las señales justas .... ¡también en
esto es importante el problema de la señalización!: encontrar nuestra estrella. El escritor St. Exupéry, hablaba
de la tragedia de quien no descubre el sentido profundo de la vida, que deseamos encontrar todos por medio
de las señales oportunas:
« Trabajan con tedio. // No les falta nada// salvo el nudo divino // que une las cosas.»
c) Cristo vino para «dar a conocer al Padre», para «explicar» a los hombres quién
es Dios y para revelar su rostro, su «nombre». La vida eterna consiste en el
encuentro con el Padre.
Cfr. Juan Pablo II, 6 de enero de 1999
“Cristo no es sólo luz que ilumina el camino del hombre. También se ha hecho camino para sus
pasos inciertos hacia Dios, fuente de vida. Un día dijo a los Apóstoles: «Yo soy el camino, la verdad y la
vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo
conocéis y lo habéis visto» (Juan 14, 6-7). Y ante la objeción de Felipe añadió: «El que me ha visto a mí ha
visto al Padre. (...) Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Juan 14, 9.1 1). La epifanía del Hijo es la
epifanía del Padre.
¿No es éste, en definitiva, el objetivo de la venida de Cristo al mundo? El mismo afirmó que había
venido para «dar a conocer al Padre», para «explicar» a los hombres quién es Dios y para revelar su rostro,
su «nombre» (cf. Juan 17, 6). La vida eterna consiste en el encuentro con el Padre (cf. Juan 17, 3).”
d) ¡Cuán sugestivo es el símbolo de la estrella, que aparece en toda la iconografía
de la Navidad y de la Epifanía!
Juan Pablo II, 6 de enero de 2002
o ¿Quién no siente la necesidad de una "estrella" que lo guíe a lo largo de su
camino en la tierra? Sienten esta necesidad tanto las personas como las
naciones.
• Hoy, solemnidad de la Epifanía, que significa "manifestación", se propone de nuevo con vigor el
tema de la luz. Hoy el Mesías, que se manifestó en Belén a humildes pastores de la región, sigue revelándose
como luz de los pueblos de todos los tiempos y de todos los lugares. Para los Magos, que acudieron de
Oriente a adorarlo, la luz del "rey de los judíos que ha nacido" (Mt 2, 2) toma la forma de un astro celeste,
tan brillante que atrae su mirada y los guía hasta Jerusalén. Así, les hace seguir los indicios de las antiguas
profecías mesiánicas: "De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel..." (Números 24, 17).
¡Cuán sugestivo es el símbolo de la estrella, que aparece en toda la iconografía de la Navidad y de la
Epifanía! Aún hoy evoca profundos sentimientos, aunque como tantos otros signos de lo sagrado, a veces
corre el riesgo de quedar desvirtuado por el uso consumista que se hace de él. Sin embargo, la estrella que
contemplamos en el belén, situada en su contexto original, también habla a la mente y al corazón del hombre
del tercer milenio. Habla al hombre secularizado, suscitando nuevamente en él la nostalgia de su condición
de viandante que busca la verdad y anhela lo absoluto. La etimología misma del verbo desear -en latín,
2 Mateo 2,1- 2: « Unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha
nacido?»
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desiderare- evoca la experiencia de los navegantes, los cuales se orientan en la noche observando los astros,
que en latín se llaman sidera.
¿Quién no siente la necesidad de una "estrella" que lo guíe a lo largo de su camino en la tierra?
Sienten esta necesidad tanto las personas como las naciones. A fin de satisfacer este anhelo de salvación
universal, el Señor se eligió un pueblo que fuera estrella orientadora para "todos los linajes de la tierra" (Gn
12, 3). Con la encarnación de su Hijo, Dios extendió luego su elección a todos los demás pueblos, sin
distinción de raza y cultura. Así nació la Iglesia, formada por hombres y mujeres que, "reunidos en Cristo,
son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido el mensaje de la
salvación para proponérselo a todos" (Gaudium et spes, 1).
e) Un aspecto de la luz que nos guía en el camino de la fe es también la santa
“astucia”. Para protegernos de los cantos de las sirenas, armonizando la sencillez
con la sagacidad.
Francisco, 6 de enero de 2014
o Los Magos nos enseñan a no caer en las asechanzas de las tinieblas y a
defendernos de la oscuridad que pretende cubrir nuestra vida. Ellos, con esta
santa “astucia”, han protegido la fe.
Un aspecto de la luz que nos guía en el camino de la fe es también la santa “astucia”. Es también una
virtud, la santa “astucia”. Se trata de esa sagacidad espiritual que nos permite reconocer los peligros y
evitarlos. Los Magos supieron usar esta luz de “astucia” cuando, de regreso a su tierra, decidieron no pasar
por el palacio tenebroso de Herodes, sino marchar por otro camino. Estos sabios venidos de Oriente nos
enseñan a no caer en las asechanzas de las tinieblas y a defendernos de la oscuridad que pretende cubrir
nuestra vida. Ellos, con esta santa “astucia”, han protegido la fe. Y también nosotros debemos proteger la fe.
Protegerla de esa oscuridad. Esa oscuridad que a menudo se disfraza incluso de luz. Porque el demonio, dice
san Pablo, muchas veces se viste de ángel de luz. Y entonces es necesaria la santa “astucia”, para proteger la
fe, protegerla de los cantos de las sirenas, que te dicen: «Mira, hoy debemos hacer esto, aquello…» Pero la fe
es una gracia, es un don. Y a nosotros nos corresponde protegerla con la santa “astucia”, con la oración, con
el amor, con la caridad. Es necesario acoger en nuestro corazón la luz de Dios y, al mismo tiempo, practicar
aquella astucia espiritual que sabe armonizar la sencillez con la sagacidad, como Jesús pide a sus discípulos:
«Sean sagaces como serpientes y simples como palomas» (Mt 10,16).
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