martes, 4 de julio de 2017
Para ser de verdad libres es necesario ser apasionados por la verdad: no debemos descuidar el deseo natural de saber y la confrontación con nosotros mismos.
1 Para ser de verdad libres es necesario ser apasionados por la verdad: no debemos descuidar el deseo natural de saber y la confrontación con nosotros mismos. Benedicto XVI, Discurso, Encuentro con los jóvenes en Cagliari, Domingo 7 septiembre 2008 (...) Un valor de la persona: el deseo de una seria formación intelectual y moral No haced descuentos. Hacen falta jóvenes interiormente abiertos, deseosos de aprender y de llevar todo a las exigencias y evidencias originarias del corazón. Íntimamente unido a este primer valor, del que he hablado, está el otro valor que deseo subrayar: la seria formación intelectual y moral, indispensable para proyectar y construir vuestro fututo y el de la sociedad. El que en esto os hace "descuentos" no quiere vuestro bien. En efecto, ¿cómo se podría proyectar seriamente el futuro, si se descuida el deseo natural de saber y confrontaros que hay en vosotros? La crisis de una sociedad comienza cuando ya no sabe transmitir a las nuevas generaciones su patrimonio cultural y sus valores fundamentales. No me refiero sólo y simplemente al sistema escolar. La cuestión es más amplia. Como sabemos, existe una emergencia educativa y, para afrontarla, hacen falta padres y formadores capaces de compartir todo lo bueno y verdadero que han experimentado y profundizado personalmente. Hacen falta jóvenes interiormente abiertos, deseosos de aprender y de llevar todo a las exigencias y evidencias originarias del corazón. Sed de verdad libres, o sea, apasionados por la verdad. El Señor Jesús dijo: "La verdad os hará libres" (Jn 8, 32). Se puede vivir sin pan pero no sin justicia y verdad En cambio, el nihilismo moderno predica lo opuesto, es decir, que la libertad os hace verdaderos. Más aún, hay quien sostiene que no existe ninguna verdad, abriendo así el camino al vaciamiento de los conceptos de bien y de mal, haciéndolos incluso intercambiables. Me han dicho que en la cultura sarda existe este proverbio: "Mejor que falte el pan y no la justicia". En efecto, un hombre puede soportar y superar el hambre, pero no puede vivir donde se proscriben la justicia y la verdad. El pan material no basta, no es suficiente para vivir humanamente de modo pleno; hace falta otro alimento del que es preciso tener siempre hambre, del que es necesario alimentarse para el propio crecimiento personal y para el de la familia y la sociedad. www.parroquiasantamonica.com
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