miércoles, 22 de febrero de 2017
Encíclica Caritas in veritate (4), Benedicto XVI. Orientaciones sobre temas debatidos: el mercado es necesario, pero no es ajeno a la ética; es necesario resistir a la tendencia a rebajar los sistemas de protección social; la responsabilidad social de las empresas; las inversiones y la especulación; etc.
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Encíclica Caritas in veritate (4), Benedicto XVI. Orientaciones sobre temas
debatidos: el mercado es necesario, pero no es ajeno a la ética; es
necesario resistir a la tendencia a rebajar los sistemas de protección
social; la responsabilidad social de las empresas; las inversiones y la
especulación; etc.
cfr. La nueva encíclica de Benedicto XVI orienta sobre temas debatidos
Firmado por Aceprensa - Fecha: 8 Julio 2009
En su tercera encíclica Caritas in veritate, Benedicto XVI no duda en pronunciarse sobre
problemas económicos y sociales hoy discutidos, aplicando las orientaciones de la doctrina
social de la Iglesia y sin pretender ofrecer soluciones técnicas. Seleccionamos sus palabras sobre
algunos temas.
– Resistir la tendencia a rebajar los sistemas de protección social: “Estos procesos han
llevado a la reducción de la red de seguridad social a cambio de la búsqueda de mayores
ventajas competitivas en el mercado global, con grave peligro para los derechos de los
trabajadores, para los derechos fundamentales del hombre y para la solidaridad en las
tradicionales formas del Estado social” (n. 25).
– Evitar el aumento de las desigualdades: “La dignidad de la persona y las exigencias de la
justicia requieren, sobre todo hoy, que las opciones económicas no hagan aumentar de manera
excesiva y moralmente inaceptable las desigualdades y que se siga buscando como prioridad el
objetivo del acceso al trabajo por parte de todos, o que lo mantengan” (n. 32)
– El mercado es necesario, pero no es ajeno a la ética: “Sin formas internas de solidaridad y
de confianza recíproca, el mercado no puede cumplir plenamente su propia función económica.
Hoy, precisamente esta confianza ha fallado, y esta pérdida de confianza es algo realmente
grave” (n. 35).
“El sector económico no es ni éticamente neutro ni inhumano o antisocial por
naturaleza. Es una actividad del hombre y, precisamente porque es humana, debe ser articulada
e institucionalizada éticamente” (n. 36).
– Empresas con fines diversos en el mercado: “Se requiere, por tanto, un mercado en el cual
puedan operar libremente, con igualdad de oportunidades, empresas que persiguen fines
institucionales diversos. Junto a la empresa privada, orientada al beneficio, y los diferentes tipos
de empresa pública, deben poderse establecer y desenvolver aquellas organizaciones
productivas que persiguen fines mutualistas y sociales” (n.38).
– Empresas del tercer sector: “Esa zona intermedia está compuesta por empresas tradicionales
que, sin embargo, suscriben pactos de ayuda a países atrasados; por fundaciones promovidas por
empresas concretas; por grupos de empresas que tienen objetivos de utilidad social; por el
amplio mundo de agentes de la llamada economía civil y de comunión. No se trata sólo de un
«tercer sector», sino de una nueva y amplia realidad compuesta, que implica al sector privado y
público y que no excluye el beneficio, pero lo considera instrumento para objetivos humanos y
sociales... Es de desear que estas nuevas formas de empresa encuentren en todos los países
también un marco jurídico y fiscal adecuado”. (n.46).
“El binomio exclusivo mercado-Estado corroe la sociabilidad, mientras que las formas de
economía solidaria, que encuentran su mejor terreno en la sociedad civil aunque no se reducen a
ella, crean sociabilidad” (n.39).
– Responsabilidad social de la empresa: “Se va difundiendo cada vez más la convicción según
la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus
propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa:
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trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de
referencia” (n. 40).
– Inversiones y especulación: “Se ha de evitar que el empleo de recursos financieros esté
motivado por la especulación y ceda a la tentación de buscar únicamente un beneficio
inmediato, en vez de la sostenibilidad de la empresa a largo plazo, su propio servicio a la
economía real y la promoción, en modo adecuado y oportuno, de iniciativas económicas
también en los países necesitados de desarrollo” (n. 40).
– El papel del Estado en un mundo globalizado: “El mercado único de nuestros días no
elimina el papel de los estados, más bien obliga a los gobiernos a una colaboración recíproca
más estrecha. La sabiduría y la prudencia aconsejan no proclamar apresuradamente la
desaparición del Estado. Con relación a la solución de la crisis actual, su papel parece destinado
a crecer, recuperando muchas competencias” (n. 41).
– La globalización no es solo económica: “A veces se perciben actitudes fatalistas ante la
globalización, como si las dinámicas que la producen procedieran de fuerzas anónimas e
impersonales o de estructuras independientes de la voluntad humana”... “Cuando se entiende la
globalización de manera determinista, se pierden los criterios para valorarla y orientarla. Es una
realidad humana y puede ser fruto de diversas corrientes culturales que han de ser sometidas a
un discernimiento” (n.42).
“El proceso de globalización, adecuadamente entendido y gestionado, ofrece la posibilidad de
una gran redistribución de la riqueza a escala planetaria como nunca se ha visto antes; pero, si se
gestiona mal, puede incrementar la pobreza y la desigualdad, contagiando además con una crisis
a todo el mundo” (n.42).
– Los problemas demográficos: “Se ha de seguir prestando la debida atención a una
procreación responsable que, por lo demás, es una contribución efectiva al desarrollo humano
integral”... “La responsabilidad evita tanto que se considere la sexualidad como una simple
fuente de placer, como que se regule con políticas de planificación forzada de la natalidad”.
“No es correcto, incluso desde el punto de vista económico, considerar el aumento de población
como la primera causa del subdesarrollo”... “Grandes naciones han podido salir de la miseria
gracias también al gran número y a la capacidad de sus habitantes. Al contrario, naciones en un
tiempo florecientes pasan ahora por una fase de incertidumbre, y en algún caso de decadencia,
precisamente a causa del bajo índice de natalidad, un problema crucial para las sociedades de
mayor bienestar. La disminución de los nacimientos, a veces por debajo del llamado ‘índice de
reemplazo generacional’, pone en crisis incluso a los sistemas de asistencia social” (n. 44).
– La principal ayuda al desarrollo; “Conviene recordar también que, en el campo económico,
la ayuda principal que necesitan los países en vías de desarrollo es permitir y favorecer cada vez
más el ingreso de sus productos en los mercados internacionales, posibilitando así su plena
participación en la vida económica internacional” (n. 58).
– Propiedad intelectual. “Hay formas excesivas de protección de los conocimientos por parte
de los países ricos, a través de un empleo demasiado rígido del derecho a la propiedad
intelectual, especialmente en el campo sanitario” (n. 22).
– Políticas migratorias: “Esta política hay que desarrollarla partiendo de una estrecha
colaboración entre los países de procedencia y de destino de los emigrantes; ha de ir
acompañada de adecuadas normativas internacionales capaces de armonizar los diversos
ordenamientos legislativos, con vistas a salvaguardar las exigencias y los derechos de las
personas y de las familias emigrantes, así como las de las sociedades de destino”... “Está
comprobado que los trabajadores extranjeros, no obstante las dificultades inherentes a su
integración, contribuyen de manera significativa con su trabajo al desarrollo económico del país
que los acoge, así como a su país de origen a través de las remesas de dinero”... “Todo
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emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables
que han de ser respetados por todos y en cualquier situación” (n.63).
– Autoridad política mundial: “Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial, y
también en presencia de una recesión de alcance global, se siente mucho la urgencia de la
reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y
financiera internacional”. Para gobernar la economía mundial, lograr el desarme, garantizar la
seguridad alimentaria, la paz, la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios,
“urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial”. “Esta Autoridad deberá estar
regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios de subsidiaridad y de
solidaridad, estar ordenada a la realización del bien común (...) además, deberá estar reconocida
por todos, gozar de poder efectivo para garantizar a cada uno la seguridad, el cumplimiento de
la justicia y el respeto de los derechos. Obviamente, debe tener la facultad de hacer respetar sus
propias decisiones a las diversas partes, así como las medidas de coordinación adoptadas en los
diferentes foros internacionales” (n. 67).
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