miércoles, 22 de febrero de 2017
Encíclica “Caritas in veritate” (3), Benedicto XVI. Comentario. Demografía y crecimiento económico. Existe verdaderamente una crisis demográfica, y es la de los países desarrollados que desde hace más de 40 años tienen una tasa de fertilidad por debajo del índice de reemplazo generacional. La Encíclica «Caritas in veritate» nos da a entender cómo éste es el factor fundamental de la crisis económica actual.
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Encíclica “Caritas in veritate” (3), Benedicto XVI. Comentario. Demografía y crecimiento económico.
Existe verdaderamente una crisis demográfica, y es la de los países desarrollados que desde hace
más de 40 años tienen una tasa de fertilidad por debajo del índice de reemplazo generacional. La
Encíclica «Caritas in veritate» nos da a entender cómo éste es el factor fundamental de la crisis
económica actual.
Cfr. Sin crecimiento de la población no se saldrá de la crisis económica - Zenit.org -
13 julio de 2009
Entrevista a Riccardo Cascioli, presidente del Centro Europeo de Estudios sobre la Población, el
Ambiente y el Desarrollo (CESPAS) y director del Departamento de Población
o ¿Cuál es su valoración de la Encíclica?
--Riccardo Cascioli: Extraordinariamente positiva, porque al profundizar en el tema de la caridad y de la
verdad en la perspectiva económica y social, afronta desde la raíz el tema más controvertido de nuestro
tiempo: el significado de la presencia humana sobre la tierra, su tarea y su destino. Mientras en Occidente se
asiste desde hace décadas a ideologías que tienden a desfigurar al hombre (la peor de las cuales es el
"humanismo sin Dios", como recuerda el Papa), en esta Encíclica el hombre - con su dignidad y su
responsabilidad - vuelve a ponerse en su sitio, en el centro de la Creación. Y se demuestra cómo la cuestión
antropológica no es un problema filosófico; al contrario, es determinante para las circunstancias económicas
y sociales. Está claramente en continuidad con el magisterio de Benedicto XVI, comprometido en revalorizar
la razón, facultad que es específica del hombre. Pero está en continuidad también con Juan Pablo II, que ya
desde 1997 había dicho claramente que la batalla decisiva del Tercer Milenio habría estado precisamente en
torno al hombre, cumbre de la Creación.
o Los puntos que abordan la crisis demográfica y el ambiente son muy
innovadores y cualificados. ¿Qué piensa al respecto?
--Riccardo Cascioli: Es fundamental que haya dicho con tanta claridad que "considerar el aumento de la
población como causa primera del subdesarrollo es incorrecto, también desde el punto de vista económico".
Es un punto decisivo, porque desde los años 80 en adelante las políticas globales - bajo los auspicios de
organismos de las Naciones Unidas - se fundan precisamente sobre el control de la población, considerada
como un "hecho negativo" para el desarrollo y para el ambiente. Y también a propósito del ambiente, la
Encíclica explicita y muestra en la situación actual lo que ya es patrimonio de la Doctrina Social de la Iglesia
y que se puede resumir en la frase: la naturaleza es para el hombre y el hombre es para Dios. "Si esta
perspectiva decae -dice la Encíclica - el hombre acaba, o por considerar la naturaleza como un tabú intocable
o, al contrario, por abusar de ella". De esta forma muestra exactamente la situación esquizofrénica del mundo
occidental secularizado.
o El economista Ettore Gotti Tedeschi sostiene que el Papa merece el premio
Nobel de Economía por haber subrayado la relación entre la crisis y la caída
de la natalidad. ¿Cuál es su parecer al respecto?
--Riccardo Cascioli: Creo que tiene toda la razón. Existe verdaderamente una crisis demográfica, y es la de
los países desarrollados que desde hace más de 40 años tienen una tasa de fertilidad por debajo del índice de
reemplazo generacional. La Encíclica nos da a entender cómo éste es el factor fundamental de la crisis
económica actual. Y la respuesta no puede ser sólo "técnica". En los últimos años hemos comprendido cómo
el desplome de la natalidad incide en el problema de las pensiones, por ejemplo, pero éste es sólo un aspecto
de una crisis mucho más amplia destinada a empeorar en los próximos años. Es necesario que los Gobiernos
- y los economistas - reflexionen sobre este aspecto.
o Durante algunas décadas las instituciones internacionales han sostenido que
para favorecer el desarrollo era necesario reducir los nacimientos. ¿Cuáles
han sido los resultados de estas políticas?
--Riccardo Cascioli: Actualmente hay muchos países en vía de desarrollo cuya tasa de fertilidad ha
descendido por debajo del índice de reemplazo generacional. Y más en general todos los países del mundo -
salvo excepciones rarísimas - han experimentado un drástico descenso de los nacimientos en las últimas
décadas. Pero ningún país ha salido de la pobreza y del subdesarrollo gracias a estas políticas. Al contrario,
al control de los nacimientos se han desviado importantes recursos necesarios para promover verdaderos
proyectos de desarrollo. Además, la aplicación salvaje de estas políticas - como es el caso de China, India y
otros países asiáticos - ha provocado graves desequilibrios sociales, de los que la desaparición de cien
millones de mujeres (por motivos culturales se aborta más fetos de niñas que de niños, n.d.t.) es sólo el
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aspecto más impactante. No es casualidad que esta Encíclica no utilice el concepto de "desarrollo
sostenible", cuyo fundamento es precisamente la visión negativa de la población. Es un aspecto importante,
porque incluso desde algunos ambientes católicos se reciben presiones para adecuarse a la ideología de la
"sostenibilidad".
o Al contrario de lo que se sostiene incluso en ciertos ambientes católicos,
según los cuales para salvar el planeta habría que reducir el desarrollo y el
crecimiento demográfico - de ahí las teorías sobre el decrecimiento -, la
Encíclica Caritas in Veritate explica que el desarrollo es una "vocación" que
apoyar para el bien común y que no hay desarrollo sin crecimiento
demográfico. ¿Qué opina?
--Riccardo Cascioli: También aquí la Encíclica trae claridad y desecha muchos conformismos. El desarrollo -
entendido como desarrollo integral de la persona y de los pueblos - es nuestra vocación de hombres. Y a esto
debemos tender. El decrecimiento no es un valor y tampoco salir de la economía. El verdadero desafío es
tomar las dimensiones fundamentales del desarrollo. No por casualidad la Encíclica pone el derecho a la vida
y el derecho a la libertad religiosa como condiciones fundamentales para un verdadero desarrollo. Ciertos
aspectos que nos parecen deteriorados -como las condiciones de los trabajadores o del medio ambiente en los
países metidos en un desarrollo tan rápido como caótico - son en realidad fruto de una concepción que
reduce el desarrollo a crecimiento económico, en el que el hombre se reduce a mero instrumento de este
crecimiento.
o Volviendo al desarrollo, la Encíclica de Benedicto XVI propone una revolución
social que pase de la "solidaridad" al concepto de la "fraternidad" y que
conjugue verdad y caridad. ¿Cuál es su parecer al respecto?
--Riccardo Cascioli: Supone una gran novedad sobre la que es importante reflexionar. El término solidaridad
viene hoy acompañado de una visión reduccionista y sentimental de la caridad, y al que la Encíclica quiere
dar la vuelta. Y coherentemente, dedica un capítulo entero precisamente a la "fraternidad". Mientras que la
solidaridad pone el acento sobre la actuación del hombre hacia los demás hombres, la fraternidad pone el
acento sobre lo que recibimos, porque supone el reconocimiento de un único Padre (sin el cual no podríamos
considerarnos hermanos). Una vez más se subraya la vocación del hombre como factor que determina cada
aspecto, también de la vida colectiva.
o Durante décadas el mundo católico ha parecido dividirse entre quienes se
dedican a las obras de caridad y quienes se dedican más a cuestiones
bioéticas como la defensa de la vida y la familia. Con esta Encíclica, el Papa
Benedicto XVI sostiene que no hay caridad sin verdad y que sólo en la verdad
resplandece la caridad. Subrayando así que "sin verdad, la caridad es
excluida de los proyectos y de los procesos de construcción de un desarrollo
humano de dimensión universal, en el diálogo entre los saberes y la
operatividad". ¿Qué decir al respecto?
--Riccardo Cascioli: La vida es única y no puede dividirse en sectores. Pero al mismo tiempo, como sucede
en una casa, están los cimientos, están los muros maestros, están también los tabiques, el techo y los
accesorios. El derecho a la vida y a la libertad religiosa son los cimientos: sin cimientos, incluso las casas
más hermosas están destinadas a derrumbarse ante la primera adversidad. La crisis económica actual nos lo
demuestra, pero si no se entiende la lección la crisis no se detendrá.
[Por Antonio Gaspari, traducción del italiano por Inma Álvarez]
www.parroquiasantamonica.com
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